El Clásico. Dos palabras a las que poco hay que añadir, dos palabras que conoce todo el mundo del fútbol. Todos son especiales a su manera y éste no podía ser para menos. Es la primera vez que se veían la cara en Copa del Rey desde 2014, siendo el gol de Bale el último recuerdo entre Barça y Real Madrid en la copa nacional.
Muchas cosas han cambiado desde aquel partido para ambos equipos. Cualquier parecido es pura coincidencia mirando a los onces iniciales, empezando por la ausencia de Leo Messi, que finalmente no fue titular tras sufrir unas molestias en el partido contra el Valencia.
En su lugar entró Malcom, acompañado de los más 'clásicos': Suárez, Rakitic, Busquets, Piqué... 'Clásicos' que también puso Solari, pero dejando a más nombres propios en el banquillo. Bale, Isco, Asensio y Casemiro estuvieron en el banquillo, dejando su lugar a Llorente y Vinicius.
Con los nervios propios de un Clásico, el balón se puso en juego en el Camp Nou. Poco tardó el Real Madrid en coger el dominio del esférico, siendo el Barcelona el que esperaba para salir a la contra. Sin embargo, poco iba a durar esta situación de calma relativa.
Vinicius recibió en su banda, colgó el balón a la banda contraria donde encontraría a Benzema, que apuró hasta línea de fondo y pasó a Lucas Vázquez entrando desde segunda línea para hacer el 0-1. Un golpe del Real Madrid en los primeros 5 minutos que certificaba su dominio en los compases iniciales.
Ese gol sirvió para que el Barça se metiese en el partido y ampliase su posesión del balón, encontrándose poco a poco en el encuentro. Era una posesión sin dominio, que seguía teniendo el Real Madrid, que tenía claro cómo hacer daño a los culés, sobre todo con un Vinicius con más intención que acierto.
El primer susto del Barça lo dio Malcom, que se plantó ante un Keylor Navas que se hizo gigante en una jugada que quedó invalidada por fuera de juego. Después de ese aviso, llegó otro más contundente, un tiro al palo de Rakitic de cabeza tras una falta botada por Malcom.
Los minutos pasaron con el Barça sin conseguir hacer daño a un Keylor Navas que había sacado una mano prodigiosa a Luis Suárez. Ya tras el descanso, los jugadores parecían estar esperando a que llegasen los cambios, teniendo un nombre como absoluto protagonista: Leo Messi.
Antes de eso, Malcom consiguió empatar el partido en una jugada loca. Lenglet hizo un pase largo a la espalda de la defensa del Real Madrid, viendo el desmarque de un Jordi Alba que se chocó contra Keylor Navas. El rechace llegó a Suárez, que disparó al palo y cuyo rechace cayó a un Malcom que no se puso nervioso a la hora de definir.
1-1 en el marcador y Messi poniéndose las botas, el encuentro se iba metiendo en una zona crítica. Ahí fue el Barça el que cogió las riendas del encuentro, sabiendo que un gol les volvía a dar la ventaja en la eliminatoria. El Real Madrid, visiblemente cansado tras el esfuerzo de la primera parte, esperaba sin éxito alguna ocasión para hacer el segundo gol.
Messi fue importante desde su entrada al campo. Ingresó junto a Vidal, cogiendo el sitio de Coutinho y Rakitic. En el Real Madrid se marcharon Vinicius y Llorente, que se marchó con molestias, dejando su sitio a Bale y a Casemiro, que no estuvo ni mucho menos acertado.
Los minutos pasaban y los dos esperaban su momento. El partido se equilibró entrando en los últimos 15 minutos. Si hubo una jugada que pudo ser clave es la que tuvo Gareth Bale tras un fallo en la salida de Ter Stegen, que dejó la portería sola, el balón a un Benzema que mostró su versión más generosa y confió en un galés que no acertó ni en el control ni en la definición.
Los últimos minutos, con ambos equipos con mucho miedo por recibir un gol, estuvieron protagonizados por ambos conjuntos intentando penalizar el error del contrario. El Barça intentó una última arremetida sobre la portería de Keylor Navas, pero esa jugada acabó con falta de Aleñá sobre Marcelo.
Finalmente, 1-1 en el marcador y todo abierto para la vuelta que se disputará en el Santiago Bernabéu el próximo 27 de febrero. El Real Madrid cuenta con ese valor doble del gol marcado por Lucas Vázquez, pero esa ventaja no se presenta muy amplia teniendo delante a un gigante como el Barcelona.