Ridículo. Debacle. Decepción. La semana 'horribilis' del Real Madrid ha culminado de la peor de las maneras, quedando fuera del refugio dorado de los blancos, la Champions League.
Y lo ha hecho con merecimiento. Con mala suerte, pero siendo superado por la efectividad de un joven y desmelenado Ajax que tuvo el acierto que el Real Madrid no ha tenido no sólo contra los holandeses, sino contra todos los equipos contra los que se ha enfrentado esta temporada.
Salvo ligeros atisbos de mejora, el Real Madrid ha culminado una temporada decepcionante de principio a fin. Acaba de arrancar el mes de marzo y ya no opta a ninguno de los tres grandes trofeos. Eliminado de la Copa, de la Champions y a 12 puntos del Barça en Liga.
En 'su' Champions ha caído de la manera más dolorosa, estrellándose contra sus propios miedos, encerrado en sus propias limitaciones. El Ajax, que entró en el partido con un planteamiento parecido al de la ida, esperó su momento, sabiendo que iba a llegar dado el fragil estado de la nave blanca.
El Bernabéu enmudeció
Varane fue el primero en avisar con un cabezazo que se estrelló en el larguero, un aviso que hacía pensar que los de Solari irían a buscar un gol que cerrase su pase a cuartos de final. Nada más lejos de la realidad. Pronto, los problemas empezaron y los agujeros empezaron a salir en el barco.
Minuto 7 de partido, Ziyech enmudece a un Bernabéu que, de nuevo, vivía la película de un equipo adelantándose en un estadio que parece de todos menos del Real Madrid. Fue incluso esperado visto el rendimiento de los holandeses en el Amsterdam Arena.
Al Real Madrid le tocaba reaccionar, ya que un gol más del Ajax les dejaba fuera de la Champions. El descaro de los holandeses quedó patente en el regate espectacular de Neres a Carvajal que se quedó en nada, pero que demostró que no había miedo.
Otra vez Varane avisó sobre la portería de Onana, pero de nuevo fue el Ajax el que consiguió marcar. Ruleta de Tadic que deja en el sitio a Casemiro, encuentra a Neres y define ante Courtois. Pasó un minuto y Neres tuvo el tercer gol, pero no acertaron a rematar.
Fantástico partido de Tadic
Vinicius, un partido más, fue el que llevó la bandera del ataque blanco, pero su chispa se apagaría pronto. Antes, dejó un pase para un Lucas Vázquez que se encontró con un paradón de Onana. En ese disparo se lesionó el gallego, que salió del campo dejando su sitio a un Bale que entró sin calentar y de manera parsimoniosa.
No fue la única mala noticia para los blancos, también se tuvo que marchar Vinicius. El brasileño dejó entre lágrimas el terreno de juego, un chico de 18 años que ha sido la referencia en ataque de un Real Madrid perdido.
Antes del descanso, Bale volvió a encontrar la madera. Desordenado, deshilachado, sin rumbo. El Real Madrid tenía que encontrar durante el descanso un camino que no sólo había sido incapaz de encontrar en la primera parte, sino que tampoco había sido capaz de encontrar en toda la temporada.
Asensio fue el primero que avisó con un disparo mordido que pasó rozando el palo. Después fue Benzema, que con una bicicleta se marchó de su defensor e intentó definir con clase, pero sin suerte. Mientras tanto, el Ajax tenía sus momentos a la contra, liderados por un excelso Tadic.
Amago de noche para el recuerdo... que acabó en nada
Y fue Tadic, cómo no, quien acabó de dar la puntilla a los blancos. Fue con un disparo con la zurda que se coló en la escuadra de la portería de Courtois. La permanencia en la Champions pendía de un milagro, de tres goles que tenían que llegar en tiempo récord por un equipo que sólo contaba con un cambio y contra un equipo netamente superior.
Tuvo incluso un conato de remontada con un gol de Marco Asensio, minutos en los que la afición creyó en una noche mágica, de las que escriben la historia del Bernabéu. Pero no fue así. El golpe definitivo lo dio un Schöne que marcó el gol de su vida y uno de los mejores goles de la presente edición de la Champions.
Un lanzamiento lateral de falta directa que se metió como si fuese un misil teleridigido a la escuadra de la portería blanca ante la estirada inerte de Courtois. Fue marcar y marcharse del terreno de juego con la sensación de dejar el trabajo hecho.
Colorín, colorado...
Los minutos pasaron como el que espera la nota de un examen que sabe que ha suspendido. La agonía de un equipo que termina su temporada como la empezó, desubicado. El rey de Europa cederá su trono tras 1.000 días de fiesta a un nuevo inquilino.
Podrán decir que fue bonito mientras duró, que cierran una época que posiblemente sea irrepetible en el fútbol. Tres Champions consecutivas, cuatro en cinco años. La historia ha quedado escrita y nadie la puede borrar, pero ni el más grande de los colosos puede evitar su caída para, en un tiempo, volver a crecer.
Ahora, al Real Madrid le toca reflexionar, cambiar, transformarse en lo que siempre ha sido y en lo que ha perdido. Una nueva época en la que debe dejar el pasado atrás para mirarlo, fijarse en él y cimentar un nuevo comienzo.