Saúl celebra un gol con Lucas Hernández y con Griezmann

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JORNADA 16 | ATLÉTICO DE MADRID 1-0 LAS PALMAS

Un golazo de Saúl da al Atlético una sufrida victoria ante Las Palmas

El Atlético ha recuperado la sonrisa en cuanto a resultados se refiere. Los rojiblancos han derrotado por 1-0 a Las Palmas en un partido de dos caras resuelto gracias a un golazo de Saúl Ñíguez. El equipo de Simeone acaba 2016 con 28 puntos.

Había que ganar. Ganar como fuera. Ganar jugando bien o jugando mal. Esa era la premisa del Atlético para vencer no solo a Las Palmas, sino también a las dudas que han surgido sobre el equipo, el estilo y sobre todo lo que rodea a los rojiblancos tras la peor crisis de la era Simeone. Se cumplió, no sin sustos ni sobresaltos, y los tres puntos subieron al casillero de los del Cholo gracias a un golazo de Saúl y a, de nuevo, saber manejar al rival sin el balón.

Costó lo suyo, y eso que el Atlético comenzó mandando. Comenzó intenso, rápido y al ataque, ahogando con y sin balón a una Las Palmas que no sabía cómo ralentizar el ritmo del partido. Los de Simeone presionaban con hasta seis jugadores la salida de balón amarilla, y Koke, hoy en el medio junto a Gabi, acumulaba kilómetro tras kilómetro. Como Gameiro, que se fajó ante la defensa canaria a pesar de estar fallón en la definición.

Pero la idea estaba clara: acallar las críticas recuperando la intensidad y solventar el partido por la vía rápida. Con lo que no contaban era con algo que no existía hasta ahora. No contaban con las dudas, con la incertidumbre y con el nerviosismo. Con esas sensaciones que se trasladan del césped a los banquillos y a la afición, y con esos pequeños gestos que denotan que hay prisa. Las Palmas lo sabía. Y con el paso del tiempo se aprovechó de la situación.

Las Palmas se hizo con el mando

Porque la intensidad se tornó en prisas. Y las prisas en locura. Y la locura en desconcierto. El equipo de Setién, ante eso, se hizo con el balón y con el tempo. Moyá ya dejó de ser un mero espectador, teniendo que realizar alguna intervención y viendo incluso cómo un misil de Lemos, desde más de 30 metros, rebotaba en el travesaño. Fue la segunda madera de la tarde, con la que Saúl tuvo en una tijera que bien pudo ser el 1-0.

No salían las cosas. El guión que había escrito Simeone no se estaba cumpliendo, y mientras los suyos se diluían Las Palmas crecía. En la reanudación el temor siguió, y el estado de ánimo, ese tan vital en el fútbol, no estaba a favor del Atleti. El crono tampoco, y el resultado estuvo a punto de no serlo si Moyá no le hubiera sacado una mano salvadora a Roque Mesa. Salvó el meta, y salvó Saúl males mayores con un señor gol desde fuera del área. El cuero cogió una rosca perfecta para colarse en las mallas de un superado Javi Varas.

Muro rojiblanco para evitar desastres

Ahora sí, tocaba ralentizar el partido. Y tocaba ritmo isleño. Las dos cosas se produjeron. Roque Mesa, de nuevo, pudo perforar las redes de Moyá pero su disparo lo interceptó la zaga rojiblanca. Fue el primer aviso de Las Palmas a un Atlético que tenía la intención de que se jugara más bien poco y de buscar una contra. De hacer lo que tan bien se le daba hace una temporada y hace tres, pero que en esta no hizo ni hace más que acrecentar las dudas del resultado.

El 2-0 no estuvo cerca en ningún momento, y mientras Las Palmas cercaba a un equipo que no sabía cómo salir de su propio campo a la par que se defendía cual frontón y logró que Moyá no interviniera. Había que sumar, fuese como fuese, los tres puntos en el Calderón antes del parón de Navidad. Se sumaron, pero las sombras siguen acechando el Vicente Calderón. El Atlético sigue en proceso de autorreconocimiento.

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