El Celta abrió la era de Antonio Mohamed en Balaídos con un empate ante el RCD Espanyol (1-1), en un partido que controló con autoridad en los primeros veinte minutos pero que se niveló sin excesiva brillantez en el resto del choque, escaso de ocasiones de gol.
La puesta en escena del Celta fue la prometida por Antonio Mohamed: control de la pelota en la zona de creación, posesión abusiva, juego vertical con cambios de orientación, línea de presión en campo rival. Todo con el descaro que había planeado el técnico, aunque el dominio solo se plasmó con un tiro lejano de Hugo Mallo y otro desviado de Brais.
Fueron veinte minutos vertiginosos del Celta, que se desinfló poco a poco, con menos ritmo y menos presión. El Espanyol encontró entonces líneas de pase. Se sintió menos oprimido para poder combinar en la zona central. Y se estiró: lanzó tres veces a portería en apenas tres minutos, con tiros de Baptistao, Darder y Piatti.
El Celta no volvió a recuperar su versión inicial, pese al parón que tuvieron los equipos para refrescarse y combatir el calor. Se atascó por la zona central, perdió amplitud en su juego. Únicamente volvió a asomarse sobre la portería de Diego López con un cabezazo de Cabral.
El Espanyol, sólido en defensa, mostró más pegada: avisó con un mano a mano de Borja Iglesias en el área ante el portero Sergio, tras un buen pase de Darder, y cerró la primera parte con un gol de Hermoso, que remató un córner después de un fallo de marcaje de Júnior Alonso.
El Celta remendó su desajuste defensivo nada más abrir la segunda mitad, con un centro del defensa Júnior Alonso que se envenenó y acabó dentro de la portería de Diego López, luego de un mal despeje de David López y después de que la pelota golpease en el poste; el centro lateral de Júnior Alonso finalizó en gol.
El partido se abrió con el empate. Cuando el Espanyol combinó varios pases para avanzar metros, creó peligro, tal y como probó Borja Iglesias -silbado en Balaídos- con un potente disparo; respondió rápido el Celta, pese a las dudas en su juego, con un duro lanzamiento de Brais.
Mohamed buscó velocidad con Emre Mor; Rubi refrescó su ataque con Sergio García y Hernán Pérez. Con un ligero dominio celeste, en un choque que se fue descosiendo hacia un partido de ida y de vuelta, Emre Mor tuvo la mejor ocasión de su equipo, casi la única que presenció Balaídos en la última media hora: un buen pase de Aspas dejó a Emre Mor en el área ante Diego López, que detuvo sin dificultad un tiro flojo, muy flojo.
El Espanyol, con un reparto más igualado de la posesión de la pelota, se animó cerca del final, con un gran disparo de Sergio García que sacó Sergio y un remate alto de Puado, dos oportunidades que, junto a un tiro de falta de Maxi Gómez, finiquitaron el gris partido de Balaídos en el debut de los nuevos proyectos de Mohamed y Rubi.