Jorge Molina, incombustible a sus 36 años, desatascó al Getafe con un golazo que abrió el camino de la victoria a su equipo ante el Espanyol (3-0) y que impulsó al cuadro azulón hacia los puestos europeos.
El jugador alicantino tiene mecha para rato. Sin duda, es uno de los mejores delanteros de LaLiga en el arte de jugar de espaldas a la portería. Partido a partido, demuestra que su retirada de la elite aún está lejos. En esta ocasión, su víctima fue el Espanyol, que no pudo evitar que se parara el tiempo en el minuto 56 de un partido que estaba destinado al empate sin goles.
En ese instante, Jorge Molina recogió un pelotazo del uruguayo Damián Suárez desde su campo, lo amansó con su bota derecha, quebró al costarricense Óscar Duarte, y finalizó su jugadón con un disparo certero con el que superó a Diego López.
Su aparición desató al Getafe, que después amplió el marcador con los goles de Jaime Mata y del portugués Vitorino Antunes, y además provocó la tercera derrota consecutiva del Espanyol, en caída libre en los últimos tiempos.
Pero el partido comenzó más aburrido. Sin emociones, con el recuerdo del VAR, un sistema con el que se pelean en los últimos tiempos Getafe y Espanyol. Con el sistema de vídeo arbitraje en el retrovisor, ambos equipos saltaron al césped del Coliseum Alfonso Pérez con la intención de acercarse a Europa los primeros y de mantenerse en ella los segundos.
Además, el conjunto de José Bordalás, tenía una cuenta pendiente ante su público, que esta temporada no está disfrutando del fortín del Coliseum. De repente, pese a que sigue siendo un equipo complicado, el Getafe pierde puntos donde antes los ganaba y, por contra, los consigue fuera, donde antes le costaba horrores conseguirlo. En total, 10 de los 17 que tenía en el casillero antes del choque los sumó a domicilio.
Y, ante el Espanyol tenía la intención de igualar los números para, ya de paso, subir peldaños en su escalada hacia las competiciones continentales. Bordalás volvió a apostar por el francés Dimitri Foulquier en la banda derecha en el lugar de Francisco Portillo. Y también por Jaime Mata, que jugó a buen nivel la pasada jornada en San Mamés. En este caso, el mayor damnificado fue Ángel Rodríguez, a quién se echo de menos en el inicio por su verticalidad.
Y es que los primeros 45 minutos fueron muy tácticos. En exceso. El centro del campo se convirtió en un atasco en el que ni el serbio Nemanja Maksimovic ni el uruguayo Mauro Arambarri por un lado, ni David López ni Sergi Darder por el otro, consiguieron coger las riendas del choque.
Sólo a trompicones, en algún momento concreto del acto inicial, el Getafe y el Espanyol consiguieron enlazar algunos minutos de dominio alterno que se tradujeron en un remate de Jorge Molina que salvó Mario Hermoso y en un par de oportunidades del Espanyol: primero, el mismo Hermoso, con un disparo desde el centro del campo; y, después, el argentino Pablo Piatti, con un remate al lateral de la red tras una combinación con Borja Iglesias.
Eso fue todo lo que ocurrió en los primeros 45 minutos. Muchos parones, demasiadas faltas y el brillo de un par de defensas, Hermoso y el togolés Djené Dakoman, que entre tanta espesura sobresalieron en un duelo aburrido. Los nuevos focos que estrenó el Coliseum fueron un símil perfecto de lo que ocurría sobre el césped.
Se apagaban y se encendían, como la continuidad del juego, muy intermitente hasta que apareció Jorge Molina para encender la luz. El veterano delantero del conjunto madrileño tiene cuerda, no baja los brazos y animó al Coliseum con el cuarto que marca en LaLiga Santander que desatascó el choque. Su control maravilloso tras el pelotazo de Damián Suárez y el quiebro a Duarte fueron dignos de nombres de mayor calibre y publicidad.
Con su tanto, el Getafe, definitivamente, se sacudió la espesura que reinaba en el duelo y, con Portillo sobre el terreno de juego tras sustituir a Foulquier, ganó en profundidad y verticalidad. Pronto, volvió a abrir hueco.
Por desgracia para Hermoso, uno de los mejores de su equipo, falló en un control que aprovechó Arambarri, que cedió la pelota a Jaime Mata para que marcara a placer el segundo.
El medio charrúa, generoso ante Diego López, cedió la foto a su compañero, que mantiene una buena racha tras marcar la semana pasada en San Mamés. Con media hora por delante, el Getafe vivió cómodo.
Supo mantener el resultado y aún tuvo tiempo de dar otro zarpazo con un disparo lejano de Antunes que rebotó en un defensa y despistó a Diego López. El tercero lució en el marcador del Coliseum, que volvió a disfrutar de su equipo para soñar con Europa. Y todo gracias a Jorge Molina, un hombre que se niega a abandonar su eterna juventud