El lío con la celebración de la Supercopa de España de fútbol continúa, donde cada vez hay más ingredientes en un cóctel de los más polémico. Todo gira en torno a la celebración del torneo en un país que discrimina a las mujeres.
Los detractores a jugar el nuevo formato de torneo al estilo 'final-four' entre el Barcelona, Atlético de Madrid, Real Madrid y Valencia en Arabia Saudí crecen por momentos.
La negativa del Gobierno español y la UEFA está convirtiendo el problema en una cuestión de estado. "Defendemos la igualdad entre mujeres y hombres, la igual de género", comunicó Isabel Celaá, portavoz del Gobierno en funciones.
Por otro lado, Aleksander Ceferin hizo lo mismo: "No jugar allí o con equipos de países donde los derechos básicos de las mujeres no se respetan".
La Real Federación Española de Fútbol se compromete a cambiar de sede, pero las cifras económicas que ofrece el país árabe son difíciles de superar. "30 millones que han salido, es una cifra muy muy difícil, vamos a intentar acercarnos lo máximo", explicó Luis Rubiales, presidente de la RFEF, en una asamblea.
Los que sí lo tienen claro son los aficionados de los equipos implicados, donde la mayoría de las declaraciones se aúnan en una sonora negativa al desplazamiento para ver los partidos.