El Barça ya tiene su primer título de la temporada. Y Dembélé su primera gran noche de azulgrana. Los de Ernesto Valverde levantaron la Supercopa de España en Tánger ante un ordenado Sevilla que nada pudo hacer ante el trallazo del galo desde la frontal del área. Uno a dos para los culés, y el Barça que inicia el curso doméstico de la misma forma de la que lo acabó: ganando.
No fue así como comenzó la final eso sí, pues el Sevilla tomó el mando del envite gracias a un tanto de Sarabia en el que el VAR hizo acto de presencia. No lo dio el colegiado en un primer momento, por un posible fuera de juego en una duda que el vídeo deshizo. Con la prueba evidente de que el 17 estaba en posición correcta, los hispalenses se pusieron por delante y tejieron una tela en la que se enredó el Barcelona.
En la que cayó un partido en el que quedó claro que aún estamos en pretemporada. Poco ritmo, pocas ocasiones. Y un Barça que tenía la pelota pero al que le faltaba ese último pase. Ese envío filtrado entre líneas que dejase en ventaja a Messi, a Suárez o a Dembélé. O a algún jugador de segunda línea. Ante eso, tuvo que aparecer el balón parado.
Fue Messi el encargado de dar comienzo al empate. Su libre directo, colocado al palo de Vaclik. El portero hizo lo que pudo, pero finalmente Piqué, atento, se adelantó a todos para con el arquero en el suelo mandar el cuero a las redes. Y así se llegó al descanso.
Rakitic salió tras él, y Coutinho no tardó en hacer acto de presencia con el 7 del Barcelona. El Sevilla, con todo, aguantaba para tirar una contra que tanto daño hacen a los equipos que tienen la pelota y que no encuentran el camino. Dembélé, eso sí, sí sabía por dónde correr. El francés comenzó a deambular las cercanías del área hispalense, y lo hizo liberado. Ágil. Rápido... y vertical.
Fue así como batió a Vaclik. Recibió en una posición sin peligro aparente y avanzó sin oposición para sacarse un derechazo colosal imposible para el 99% de los porteros, siendo generoso. La pelota incluso tocó en el travesaño en un soberbio golazo que dio alegría al jugador y al Barça.
Porque sirvió para que uno coja confianza y para que el otro, el equipo, levante su primer título del curso. La Supercopa de España pone rumbo al Camp Nou tras un final de infarto en el que Ter Stegen detuvo un penalti que él mismo cometió. Noventa minutos que sirvieron para decidir un trofeo y para ver en acción a jugadores como Andre Silva y a Arturo Vidal.
