El Barcelona solventó una complicada noche en Nápoles (1-1) gracias a un gol de Griezmann que supone un tesoro de cara a lograr el pase a los cuartos de final de la Champions. El gol de Mertens puso San Paolo incandescente, pero apareció 'el principito' para rescatar al equipo de Setién.
El duelo, especial al suponer la primera vez que Messi jugaba en la 'casa' de Maradona, arrancó con un Nápoles muy replegado, esperando a un Barcelona que se cansó da dar pases en los primeros 45 minutos pero que no llegó a tirar a puerta.
Al contrario que el equipo de Gattuso, que aprovechó un desbarajuste entre Piqué y Junior para adelantarse en el marcador. Mertens recogió el regalo y le puso un lazo en forma de folazo para dejar a Ter Stegen petrificado.
Las caras al retirarse en el descanso eran un poema en el Barcelona y ya comenzaban a despertarse viejos fantasmas. Pero esta vez si apareció el gol que faltó en otras noches de infortunio.
Un gran pase de Busquets, que se perderá la vuelta al ver la amarilla, a la carrera de Semedo y un centro al punto de penalti donde apareció puntual Griezmann devolvió la igualdad. El tanto del francés es oro puro para un equipo que deberá cerrar la eliminatoria en un partido de vuelta en el Camp Nou donde no estarán ni Busquets, ni Arturo Vidal -tras un cruce de cables inexplicable- y veremos si llega Piqué, que se retiró en el descuento coejando de un tobillo.
El Nápoles aún tuvo dos ocasiones clamorosas para anotar el 2-1, en las botas de Insigne y Callejón, pero Ter Stegen echó la persiana ante la desesperación de San Paolo.
A Setién le toca darle a la pizarra de cara a la vuelta, pero es gol de Griezmann allana el camino hacia los cuartos de final de la Champions.
