Es cierto que las reservas de petróleo y el gas natural convierten a Catar en la perla del Golfo, pero la realidad que Xavi Hernández dibuja sobre el régimen catarí es
bastante diferente a la que realmente se vive allí. Así lo dejan entrever los
informes sobre derechos humanos redactados por Amnistía Internacional.
En el país asiático puedes ir a la cárcel si eres homosexual
y te pueden flagelar si consumes alcohol. Además, hay restricciones en cuanto a
la libertad de expresión y existe pena de muerte.
Es un país lleno de contrastes. Algunos trabajadores cobran
200 euros al mes por doce horas de trabajo. En definitiva, según los expertos
se viven situaciones similares a la esclavitud.
Los derechos de las mujeres son reducidos. Caminan siempre detrás
de los hombres y cubiertas de pies a cabeza. Están a la sombra de lo que la ley
catarí llama su 'guardián masculino'. Y, aunque pueden votar y conducir desde 1999, está bastante mal visto que lo hagan a según qué hora o en determinados
sitios.
Por último, en las escuelas los hombres y las mujeres están separados
por sexos. A excepción de las escuelas internacionales, que sí son mixtas.
Sin embargo, Xavi asegura que, aunque se trata de un régimen dictatorial, "el sistema funciona mejor que en España".
