La Sociedad Deportiva Huesca y el Real Club Celta de Vigo firmaron un empate tras un partido trepidante y loco en el estadio de El Alcoraz, en el que los aragoneses volvieron a pecar de falta de acierto para llevarse el partido tras una gran segunda mitad.
El resultado pone al borde del K.O. a los aragoneses, que siguen colistas, y a los que poco a poco se les está marchando la vida en la máxima categoría.
El partido fue de locos, con el Celta llegando a tener un 0-2 que pareció decisivo, pero la fe, el coraje y el corazón local le impidieron tirar la toalla y en una reacción de genio y carácter le dieron la vuelta anotando tres goles en 16 minutos, aunque el Celta tampoco bajó los brazos y se recuperó del golpe igualando a falta de nueve minutos para la conclusión.
Dada la delicada situación de ambos, el partido exigía sumar tres puntos, pero con el empate sale especialmente perjudicado el azulgrana que de esta forma no consigue recortar puntos de manera efectiva con sus predecesores y deja pasar un tren al que estaba obligado a subirse.
El conjunto oscense había marcado en rojo el encuentro frente al Celta como paso ineludible a seguir soñando con la salvación y dejar escapar dos puntos le coloca colgando del abismo de Segunda, ya que no es capaz de abandonar la última posición ni enfrentándose a directos rivales como el gallego.
El equipo celeste, al menos, con la igualada consigue evitar que el Huesca se le acerque y añade un punto que le sirve para que la diferencia con el Villarreal, equipo que marca la salvación, se quede como estaba, un punto, tras el empate de los castellonenses en esta jornada contra el Barcelona.
De inicio, la excelente presión del Celta impidió a los azulgranas salir con el balón controlado obligándoles a enviar balones largos a sus puntas, de mucha menos estatura que los defensas del Celta, por lo que estos salían siempre vencedores.
El conjunto gallego avisó pronto de su peligrosidad pues en el minuto 11 le fue anulado un gol a Maxi Gómez por fuera de juego que fue el preludio del 0-1, que llegó tres minutos más tarde en una contra en la que hasta cuatro jugadores celestes se plantaron en el área prácticamente solos, y que acabó resolviendo Brais Méndez.
El tanto permitió al Celta jugar tranquilo, al contrario que un Huesca al que dejó como un boxeador sonado durante bastantes minutos, aunque reaccionó a partir del minuto 32 con un centro del lateral Javi Galán que remató alto Jorge Pulido quien, poco después, era el que ponía un centro desde cerca de la línea que no encontró rematador.
Sin embargo, la gasolina le duró poco a los propietarios del terreno porque, de nuevo, el conjunto de Fran Escribá, aprovechando que su oponente se iba hacia arriba acumulando jugadores envió un balón largo a Maxi Gómez después de una recuperación y el uruguayo se plantó solo ante el meta Roberto Santamaría pero cruzó en exceso su disparo.
Ya en el tiempo de prolongación del primer periodo, el conjunto foráneo volvió a tener otra opción para hacer subir el 0-2 al marcador pero el potente y lejano disparo de Ryad Boudebouz se estrelló en el larguero.
En el inicio de la segunda mitad los locales tuvieron dos grandes ocasiones para haber igualado la contienda, con Xabi Etxeita y "Chimy" Avila de protagonistas, que abortó un inspirado Rubén Blanco. En el minuto 56 se pasó de lo que pudo haber sido el empate al 0-2.
De nuevo Rubén Blanco sacó un cabezazo de "Cucho" Hernández y prácticamente en la jugada siguiente llegó el segundo gol visitante obra de un Iago Aspas que hasta entonces había estado desaparecido.
El partido parecía sentenciado, pero entonces apareció ese Huesca que nunca se da por vencido para, en 16 minutos, marcar tres goles, anotados por Enric Gallego, "Chimy" y Pulido y darle la vuelta al electrónico.
Con la locura desatada sobre el césped y en la grada, fue el Celta al que le tocó arriesgar para no irse de vacío y la apuesta, como antes al Huesca, le salió bien porque Ryad Boudebouz puso el empate a tres en el minuto 81.
Aún así el equipo altoaragonés pudo haber ganado en el añadido con dos acciones de Enric Gallego, una primera en la que solo ante el meta rival envió el balón fuera con todo a su favor y una segunda en la que, una vez más Rubén Blanco, estuvo providencial y salvó a su equipo de la derrota con otra gran intervención.