El Emirates Stadium era el encargado de acoger uno de los partidos más atractivos de los octavos de la Champions League. El partido del ataque, de los extremos de infarto, del ambiente que pone los pelos de punta.
El Arsenal de Arsene Wenger recibió al Barcelona de Luis Enrique, al Barça imparable, al que no puede perder ni jugando al ralentí. Seis años seguidos llevan cayendo los londinenses en octavos y el Barcelona no es el mejor rival para romper esa estadística.
Luis Enrique salió con el 11 de gala, el de garantías y el que está dejando con la boca abierta a medio mundo. El Arsenal, con el 11 que podía dadas las bajas, sobre todo la de Cazorla.
Partido de quilates
Con una presentación de lujo, los jugadores saltaron al campo. Sonó el himno de la Champions League a todo volumen y la atmósfera de partido grande se creó. El mundo quería ver fútbol del bueno.
El balón se puso en juego y con él 180 minutos del mejor fútbol. Los primeros minutos fueron de los locales, que tuvieron lucidez para sacar el balón jugado ante la presión asfixiante del Barcelona. Sin embargo, conseguía encontrar los huecos y en uno de esos surgió una buena ocasión.
En una triangulación de quilates por la banda izquierda, Özil puso un balón de puro peligro desde la línea de fondo que cazó Ramsey, pero que pegó mordida y que no supuso problemas para Ter Stegen.
El Emirates, a mil revoluciones
Esa ocasión encendió todavía más al Emirates, que vio que su equipo estaba encerrando al Barcelona. Con el paso de los minutos, los culés iban ganando en posesión y Wenger se inquietaba en la banda.
La primera vez que los de Luis Enrique tuvieron el balón, la jugada culminó con un disparo de Andrés Iniesta desde el lateral que atrapó Petr Cech sin complicaciones.
El balón se movía de un lugar a otro, la intensidad en el campo era total y el trato de balón exquisito. Los dos equipos desplegaban su juego y los ataques primaban sobre las defensas. Para el espectador, una delicia. Para los entrenadores, una condena.
La tuvo Oxlade, la tuvo Messi
El Arsenal volvió a avisar al Barcelona, esta vez por la banda derecha y de nuevo Özil dirigiendo el ataque 'gunner'. Tras una secuencia de pases, Bellerín disparó con su piena izquierda, la defensa culé rebotó el balón y Oxlade-Chamberlain, con la pelota y sin presión, se la mandó a un vencido Ter Stegen.
Avisos serios del Arsenal, que veía que podía hacer daño al intocable Barcelona. Sin embargo, los culés reaccionaron y Messi cazó un centro lateral con la cabeza que se marchó sobre la portería de Petr Cech.
Y tuvo otra más el Barcelona en pocos minutos. Messi tiró un caño de fantasía a Koscielny y éste le hizo falta en la línea del área. La ocasión era inmejorable para abrir el marcador. La colocó Messi, miró a puerta e intentó imitar a su excompañero Ronaldinho tirando por debajo por la barrera, pero no tuvo suerte.
Final apretado
En los minutos finales de la primera parte, el Barcelona apretó con Luis Suárez como líder del ataque culé. Una triangulación de fantasía de la MSN culminó con un pase atrás de Suárez que no cogió Messi porque Monreal despejó el balón.
El partido se fue al descanso con las pulsaciones al máximo. Partido vertiginoso con ocasiones para los dos equipos. El Barcelona avisaba, pero no acababa de concretar; el Arsenal concretaba, pero no acababa de finalizar.
La primera parte acabó con un dato llamativo: el Barcelona no tiró a puerta ninguna vez por primera vez desde noviembre de 2013. Dato que habla muy bien de la defensa bien plantada de los de Wenger.
Neymar tuvo el 0-1
La segunda parte empezó sin cambios en los onces de los dos equipos, pero Walcott calentaba en la banda insistentemente para entrar por Oxlade-Chamberlain, que había tenido un choque con Mascherano en la primera parte. De hecho, entró a los tres minutos de empezar la segunda parte, no podía el joven extremo 'gunner'.
Antes de ese cambio, el Barcelona había salido como una moto, en modo asedio ante la portería de Cech. Y en ese asedio, apareció Neymar, que entró por la banda de Bellerín y tuvo una de esas ocasiones en las que el tiempo se para.
El brasileño tuvo un mano a mano contra Cech, buscó el lateral derecho del portero, pero su pierda salvó el que habría sido el 0-1 del partido. El Arsenal había salido dormido y el Barcelona tenía que aprovecharlo para adelantarse en el marcador.
Salvador Ter Stegen
Por la derecha, por la izquierda, por el centro, la MSN entraba por donde quería. Sin embargo, el Arsenal parecía despertar con el balón y lo demostró con otro susto que detuvo de manera providencial Ter Stegen.
De una internada por la banda izquierda de Özil salió un centro y Giroud cazó el balón alto que detuvo el alemán por bajo en una exhibición de reflejos y agilidad.
El partido se puso precioso en ese momento, de ida y vuelta, el tiempo se iba volando en la intensidad del partido. Lo intentaba el Arsenal, la tocaba alguien del Barcelona, lo intentaba el Barcelona, la tocaba el Arsenal, así durante diez minutos de uñas mordidas.
Messi lo volvió a hacer...
Pero en un contraataque de libro, Messi rompió dos maldiciones que le quedaban pendientes. La MSN puso toda su imaginación al servicio de la causa para, primero Suárez, luego Neymar y finalmente Messi batiesen a Petr Cech.
El argentino recibió un pase medido del brasileño, la pisó con una tranquilidad pasmosa delante de Cech y definió como sólo él sabe. Dos barreras rotas: nunca había marcado en Inglaterra y nunca le había marcado a Petr Cech.
Su gol, además, era vital para el Barcelona. El valor de los goles dobles le daba una ventaja impagable a los de Luis Enrique y más viendo la igualdad que mostraban ambos equipos. El Emirates no se rendía, quería que su equipo marcase por lo menos un gol para mantener viva la eliminatoria.
... Y lo hizo otra vez
El Arsenal reaccionaba, a rachas, pero reaccionaba. De hecho, pudo empatar gracias a una dejada de Welbeck a la que no pudo llegar Ramsey por los pelos. Antes, Suárez tuvo la ocasión de finiquitar la eliminaria.
Otra jugada de libro que dirigió Messi pudo ser el 0-2. El argentino tiró la diagonal, abrió para Neymar, chutó, su tiro salió rebotado, le llegó a Messi, que abrió para Suárez y éste chutó... al palo. Se lamentaba amargamente el uruguayo, consciente de la ocasión que se le había escapado. De las que nunca perdona.
En una jugada que apenas tenía mordiente, Messi robó un balón a Flamini, le hizo falta en el área y Çakir pitó penalti. Lo iba a tirar el argentino, esta vez lo tiró directo a puerta y batió, otra vez, a su némesis Petr Cech. Lo volvió a hacer el argentino, otra vez, ya van tantas que uno pierde la cuenta.
Piqué se pierde la vuelta
Volvió la acción y Welbeck, en una carrera por la banda, le sacó una tarjeta amarilla a Gerard Piqué por la que se perderá el partido de vuelta en el Camp Nou. Baja sensible en defensa para los de Luis Enrique, que aún así tienen la eliminatoria bastante de cara.
Pero no es la única baja que puede tener ese partido de vuelta. A la ya puesta en duda vuelta de Santi Cazorla, se añadió la lesión de Aaron Ramsey cuando el partido llegaba a su fin. Y pudo ser más grande la ventaja si no llega a ser por la parada milagrosa que le sacó Petr Cech a un remate de Neymar de cabeza.
Çakir pitó el final del partido y certificó ese 0-2 que pone al Barcelona con pie y medio en cuartos de final. El Arsenal tendrá que esperar un milagro en el Camp Nou para poder agarrarse a la eliminatoria, más viendo el nivel que están exhibiendo los de Luis Enrique en los últimos meses.