El Rayo Majadahonda y el Real Mallorca lograron el ascenso a Segunda al superar respectivamente al Cartagena y al Mirandés, mientras que el Celta B accede a la segunda ronda y se une a Extremadura, Sporting B, Villarreal B, Fuenlabrada y Elche, que lo lograron el sábado.
El Rayo Majadahonda se estrenará en la categoría de plata del fútbol español la próxima campaña tras imponerse al Cartagena (1-0) en un choque muy emocionante que se decidió en el tiempo de descuento. Lo decisivo de la cita hizo que esta fuera tensa en todo su desarrollo, desde el arranque de la misma hasta el pitido final.
Con la eliminatoria abierta ambos conjuntos no dieron tregua al rival, jugando al límite en muchas acciones. Ello propició constantes interrupciones durante la primera mitad. Dadas las circunstancias, cobraban especial importancia en ataque las acciones aisladas.
Dos hubo durante los cuarenta y cinco minutos iniciales, una por cada bando, que cerca estuvieron de acabar en la red del contrario. En la primera, Aketxe peinó el esférico de cabeza dejando solo a Rubén Cruz pero el disparo raso de este lo despejó con acierto Basilio. Algo semejante sucedió en la otra portería cuando De Frutos le ganó la espalda a su par tras un saque de banda pero no supo definir en el mano a mano ante Pau Torres.
De vuelta al verde tras el descanso, Antonio Iriondo dio entrada en el Rayo Majadahonda a Jeisson y se estiraron los majariegos si bien su mayor voluntad atacante no trajo consigo ocasiones claras hasta que en los compases decisivos el ansia por buscar el gol creció.
Después de intentarlo durante los siete minutos de añadido que dio el colegiado, en una de las últimas jugadas un saque de banda puesto al área lo desvió de cabeza Míchel Zabaco hacia su propia meta llevando el delirio a las gradas y certificando el ascenso de los madrileños.
El Mallorca regresa un año después
El RCD Mallorca ha ascendido a la Liga tras empatar a cero ante el CD Mirandés en el Municipal de Anduva, haciendo bueno el 3-1 que logró en el partido de ida, un encuentro en el que el conjunto bermellón supo contener el empuje local durante los 90 minutos.
El equipo local salió al Municipal de Anduva con ganas de mandar en el encuentro, llevar la iniciativa y dominar en todas las posiciones del campo jugando un fútbol muy práctico, moviendo el balón de una banda a otra, buscando también a Cervero, aunque sin suerte al estar siempre muy marcado por los centrales mallorquinistas.
Las noticias no fueron nada buenas para Vicente Morerno, que a los cinco minutos se vio obligado a cambiar a Bonilla por Fran Gámez, que tuvo que jugar en la izquierda a pesar de ser diestro, y en esa misma jugada fue sancionado con amarilla su otro lateral, Sastre.
Apostaron entonces los visitantes por enmarañar el encuentro con continuas interrupciones, haciendo que en cada falta se perdieran muchos minutos para enfriar el empuje del Mirandés, que gozó de su mejor ocasión en el minuto 26, cuando Paris llegó hasta el balcón del área para centrar y que Yanis rematara en el segundo palo, pero el esférico se perdió por encima de la meta defendida por Reina.
Tres oportunidades consecutivas del Mallorca, que consiguió desprenderse durante unos diez minutos de la presión, precedieron a los mejores minutos del equipo rojillo, que llegaron justo antes del descanso, y que tuvo en las penetraciones por banda de Paris su mejor baza para inaugurar el electrónico, pero por dos veces, Yanis no consiguió que sus remates terminaran en la red.
Tras el paso por vestuarios, el partido se volvió trepidante y se reanudó con una ocasión para cada equipo, primero con un remate mordido de Borja Sánchez que casi sorprende a Reina, y seguidamente contestó el equipo visitante con una jugada individual de Lago Júnior por la izquierda, llegando hasta línea de fondo y centrando por bajo sin encontrar rematador por poco.
A partir de entonces, el Mirandés se hizo dueño y señor de un partido en el que tenía que marcar dos goles y en el que sudaba para crear ocasiones, mientras que el conjunto balear trató de frenar el empuje local a través de tímidos contraataques y de pérdidas de tiempo en cada falta a favor, dejando que los minutos corriesen cada vez más rápido.
Faltando diez minutos, el control local era total y absoluto, y el Mallorca ni siquiera era capaz de salir de su campo, salvo carreras en solitario de Lago Júnior que nunca acababan en ocasiones de peligro, si bien tampoco el Mirandés fue capaz de generar oportunidades claras.
Los locales apostaban por volcar su juego por las bandas y buscar con centros a Cervero y Pito Camacho, que entró en la segunda parte por Diego Peláez, pero solo un tímido remate que se marchó desviado de este último, fue capaz de inquietar ligeramente a un equipo visitante que ya rozaba el ascenso con los dedos.