Érase una vez un equipo de La Liga que hace tres años basó gran parte de su éxito en la fortaleza área, en las jugadas a balón parado, en los goles de cabeza y en un férreo carácter en la disputa de cada balón dividido. Esos fueron los principales ingredientes con los que el Atlético de Madrid conquistó una Liga y se presentó en la final de la Liga de Campeones de 2014 en Lisboa. Su poderío por alto condenó a muchas defensas rivales que no eran capaces de neutralizar el peligro nacido de la pizarra de Diego Pablo Simeone y Germán ‘Mono’ Burgos.
Poco o nada queda de aquella identidad. El conjunto rojiblanco ha perdido esa eficacia aérea con el paso de los años hasta el punto que se ha vuelto en su contra. Los siete goles que ha encajado el Atlético esta temporada – cinco en Liga y dos en Champions League – corresponden a centros laterales que la retaguardia colchonera ha sido incapaz de repeler. El último balón que Oblak ha recogido del fondo de su portería ha sido el empujado por Luis Suárez, que conectó un testarazo tras una medida asistencia de Sergi Roberto a la que Nico Gaitán no llegó a tiempo de tapar para rascar un punto en la visita del FC Barcelona al Wanda Metropolitano.
El problema del Atlético, que representa un quebradero de cabeza para un Simeone que se estruja los sesos y no termina de dar con la tecla, viene desde lejos. Comenzó en Girona, en la primera jornada del campeonato doméstico, con un Christian Stuani que hizo dos goles tras dos centros laterales desde el costado izquierdo. El uruguayo marcó el primero anteponiéndose a la marca de Stefan Savic e hizo el segundo cazando una prolongación en el área grande. Una jornada después, se repitió el inconveniente: en un partido resuelto, Jonathan Calleri cabeceó a gol un centro desde la izquierda adelantándose a Diego Godín.
Después de acumular tres encuentros con la portería a cero -- contra Valencia, Roma y Málaga -- el cuadro madrileño volvió a ver los fantasmas del pasado en San Mamés. El Atlético no cerró bien un ataque del Athletic por el flanco izquierdo y Raúl García, a la limón con Gabi Fernández, empaló el esférico a gol aprovechando que Stefan Savic no anticipó el centro lateral. La misma fórmula llegó contra el Chelsea en Champions League, con un Hazard que puso un caramelo a Morata en el punto de penalti. El exdelantero del Real Madrid se impuso en la carrera a Lucas Hernández para hacer el gol del empate. Ya en el descuento, una jugada trenzada por la derecha acabó con el remate a gol de Batshuayi.
Así las cosas, cinco de los siete goles encajados por el Atlético de Madrid en estos dos meses de competición han llegado desde el costado izquierdo, flanco en el que Simeone no acaba por encontrar al titular, a caballo entre un Juanfran venido a menos y un Vrsaljko de cristal. Además, también cinco de los siete goles recibidos son a través de cabezazos: Batshuayi y Raúl García han sido los únicos que han vacunado al Atlético con goles con la pierna.
