Como un grande. Así ganó el Real Madrid en Valladolid. No por su brillantez, sino porque solo un equipo grande es capaz de sacar tanto en un partido tan gris como el futuro tanto más próximo como más lejano. Los blancos, que no mostraron su mayor poderío en cuanto a juego durante gran parte del partido, se impusieron a un rival infantil en las áreas por 1-4 gracias a los errores en defensa y en ataque de los blanquivioletas. Benzema, clave.
En pleno proceso depresivo, y con bajas tanto forzadas como 'voluntarias' en el viaje al José Zorrilla, el Real Madrid entró al duelo cual marioneta en manos de su rival. Sin alma. Sin ganas. Sin motivación. Su juego, falto de vida. Así pues, el Valladolid se hizo con el mando. No fue especialmente difícil pues frente a ellos tenían a un equipo que no era un equipo, sino un conjunto de personas vestidas igual.
Tres sustos tuvo el Real Madrid y con ninguno reaccionó. Primero, con un penalti de Odriozola que Alcaraz tiró pensando que el deporte que practicaban era rugby. Luego con un gol anulado por el VAR y con otro por el línea. Los de Solari, a lo suyo. Esperando a no se sabe aún qué. Al final, anotó Anuar tras una brillante asistencia de Sergi Guardiola. Fue ese el único acierto pucelano en las áreas.
En ataque aun sin estar Courtois quizá no hubieran marcado. En defensa era un festival. Lo comenzó Masip, fallando estrepitosamente ante Nacho en un balón que le cayó a Varane para el empate. No felices con un error, tuvieron otros dos más. El primero, con un infantil penalti de Óscar Plano que transformó Benzema. Karim puso el tercero tras un corner en el que los jugadores pucelanos decidieron que para qué iban a defender al '9' del Real Madrid.
Sin mucho, 1-3. El Valladolid no cesó en su fútbol, uno que gusta pero que con gustar solo no sirve porque aquí se trata de marcar y de evitar que te marquen. Ambas cosas las llevan mal este curso, y aunque lo intentaban lo cierto es que Courtois sufrir, lo que es sufrir, no sufrió mucho. Un tiro al palo tuvieron eso sí. El juego del Madrid buscaba sonreir, pero Casemiro se fue a la calle con una doble amarilla de patio de colegio. Por suerte, Modric sentenció, puso calma y los blancos disfrutaron.
Posiblemente el Valladolid pueda preguntarse qué es lo que ha pasado. La respuesta es tan simple como que si fallas en las áreas da igual el cómo juegues. Quizá el Real Madrid también pueda preguntarse cómo han sacado un 1-3 del Zorrilla con lo que han mostrado en el campo. También es simple. Son el Real Madrid. Uno triste. Uno quizá sin brillo... pero uno que es suficiente para ganar en Pucela.