El 1 de marzo de 1981, el Barcelona goleó al Hércules con un doblete de 'Quini'. El delantero fue a su casa a recoger a su familia al aeropuerto, que llegaba a El Prat para visitarle desde Asturias. Antes de subir al coche, le metieron en una caja de madera a punta de pistola y le llevaron hasta Zaragoza.
Todo esto ocurrió en una semana que había empezado con uno de los capítulos más oscuros de la historia de España, el golpe de Estado que se llevó a cabo en el Congreso de los Diputados. El país estaba conmocionado y recibió otro duro golpe el domingo, ya en otro mes, pero con el mismo miedo.
Liberado durante un Inglaterra-España
Horas después de su desaparición, una carta apareció en una cabina de teléfono: 'Quini' había sido secuestrado y se pedían 70 millones de pesetas para su liberación. Antes, se habían hecho todo tipo de especulaciones sobre lo ocurrido, pero lo cierto es que aquellos que lo secuestraron estaban en el paro, sólo querían el dinero.
No fue hasta el día 25 cuando se liberó a 'Quini' coincidiendo con un Inglaterra-España en Wembley, cuando, durante la transmisión, se anunció la liberación del 'Brujo'. El proceso que se llevó a cabo fue un pago a una cuenta en Suiza, 100 millones de pesetas, cantidad que uno de los secuestradores se encargó de comprobar que había llegado en persona. Ese fue el principio del fin.
Perdonó a sus captores
A partir de su testimonio, se consiguió capturar a los tres captores de 'Quini', que habían alimentado al delantero del Barcelona con bocadillos durante un mes. Cuando volvió a aparecer, visiblemente afectado después de casi un mes en un sótano de un taller de coches que sólo tenía una televisión, aseguró que quería jugar contra el Real Madrid, que era el siguiente rival del Barcelona en Liga.
No jugó ese partido, perdonó a sus captores y no les reclamó nada. Cuando uno de ellos cumplió su condena de 10 años, 'Quini' se reunió con él. Ese fue el final de una historia que conmocionó a España, la historia de un mito que supo perdonar y olvidar.