Invasión de Rusia a Ucrania
Shakhtar Donetsk, el club ucraniano atrapado en la guerra
Toda la sociedad ucraniana se ha paralizado por la guerra. El fútbol también y si hay un club que ha sufrido el enfrentamiento de Rusia con Ucrania es el Shakhtar Donetsk.
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Hace ya 10 días que comenzó la guerra en Ucrania. En este tiempo, la comunidad internacional ha ido anunciando un goteo de sancionescon la intención de aislar económicamente al país. A esas sanciones se han sumadotambién los máximos organismos deportivos. Entre todo esto, uno de los clubes de fútbol más prestigiosos de Ucrania: el Shakhtar Donetsk.
Derivado del conflicto, se anunció la suspensión de la liga ucraniana. Sin embargo, esta competición sufre alteraciones desde el 2014, año en que Putin decidió tomar el Donbás, la región a la que pertenece el Shakhtar.
Donetsk es una región minera, shakhtar siginifica 'minero' y la mayoría de sus aficionados viven de las minas. Esas minas vieron nacer a su dueño, Rinat Akhmetov, un tártaro musulmán, vendedor sin formación que consiguió riqueza e influencia y otorgó al equipo poder económico, potencia europea y temor de sus rivales en el campo de juego.
Décadas de conflicto
Este club de la primera división ucraniana ha vivido en el conflicto desde hace décadas. Tras la caída de la URSS, cuando en 1995 pusieron una bomba bajo el palco de la que su ahora presidente se salvó gracias a un atasco, hasta 2014 cuando las regiones de Donetsk y Lugansk, tras una profunda crisis política y territorial en Ucrania, se proclamaron independientes con el apoyo de Moscú y en 2022 con la invasión rusa.
Los Akhmetov han sido prorrusos con lazos estrechos con los expresidentes de ucrania Viktor Yanukóvich y Leonid Kuchma, a los que nunca les ha interesado un país dividido y que mueven sus intereses entre el dualismo ambiguo de los negocios en Ucrania, donde han levantado un imperio, y el sentimiento ruso.
En el Donbass Arena, el modernísimo estadio casa del Shakhtar, se han celebrado actos por la unidad de Ucrania para, más tarde, acabar siendo bombardeado y trinchera de grupos paramilitares separatistas en una guerra civil.
El Shakhtar, huyendo de la guerra, se trasladó a Kiev para jugar en el estadio de su eterno rival, el Dinamo. Curiosamente, el Shakhtar juega de naranja y el Dinamo de azul, una paradoja ya que en el inicio silencioso del conflicto los partidos políticos a los que apoyaba cada equipo utilizaban los colores del rival. El Shakhtar también ha jugado en Lviv y en los últimos tiempos, acercándose de nuevo al Donbás con la intención también de recuperar a su afición disputa sus partidos en Járkov, una ciudad que habla ruso.
"Tu silencio significa ayudar al asesinato masivo y la destrucción"
Pese a la ambigüedad de tiempos pasados, al inicio de la invasión rusa el director del Shakhtar, Sergei Palkin, publicó una nota de prensa para dejar clara la postura del club: una demanda de auxilio a la comunidad internacional para que pararan la guerra, un llamamiento a la unidad europea y la petición a la UEFA de que les brinde apoyo.
Hace tan solo dos días, en un comunicado publicado en las redes sociales en las que hacía un tajante llamamiento a los equipos rusos. "Tu silencio significa ayudar al asesinato masivo y la destrucción. ¡No te quedes callado, habla! De lo contrario, será tu derrota personal. La derrota que será recordada por todas las generaciones futuras. La derrota que no se puede borrar de la historia mundial. Y cada uno de ustedes será culpable y responsable de los delitos cometidos", escribían dejando clara la posición del club.
Solo un día después, Palkin denunciaba a través de su página de Facebook que uno de los entrenadores de las categorías infantiles había sido alcanzado por un fragmento de bala rusa: "Fue asesinado".
El rico club minero ha visto en los últimos días como sus estrellas han huido por la guerra. También ve como las 3 ciudades que lo acogieron tras la guerra de 2014 (Kiev, Lviv y Járkov) se han convertido en los principales objetivos de las tropas rusas en el objetivo de Putin de tomar el control del país. El Shakhtar, un club que dice 'no a la guerra' y que lleva envuelto en ella casi una década.
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