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Fútbol

Siete jóvenes futbolistas de Colombia, explotados sexualmente en Cádiz

Les mantenían aislados "en la más absoluta indigencia" y les obligaban a prostituirse a través de un chat de contactos homosexuales. La Guardia Civil ha liberado a los siete jóvenes, uno de ellos menor de edad.

La Guardia Civil ha liberado a siete jóvenes de origen sudamericano, uno de ellos menor de edad, que habían llegado a España engañados por una red que les prometió un futuro de éxito en el mundo del fútbol, pero que se ha dedicado a explotarles sexualmente.

Sobre las siete de la mañana, cuando todos estaban dormidos, la Guardia Civil liberó el pasado miércoles a estos jóvenes, de entre 17 y 20 años, en una casa en la que vivían hacinados y "en la más absoluta indigencia" en Prado del Rey, una pequeña localidad de la sierra de Cádiz de unos 5.000 habitantes.

Los jóvenes habían llegado al pueblo entre agosto y septiembre de 2019 y desde entonces vivían en ese piso controlados por uno de los tres miembros de la red que han sido detenidos en la denominada operación 'Promises'.

La operación 'Promises' se llevó a cabo "en un tiempo récord" desde que la Guardia Civil tuviera los primeros indicios sobre lo que ocurría en esa casa el 13 de mayo y se pusiera manos a la obra para tratar de sacar de allí a los jóvenes "lo antes posible".

Los agentes han averiguado que la red enviaba "captores" a diferentes países de Sudamérica con el objetivo de reclutar jóvenes futbolistas, a los que prometían un futuro de éxito en España.

Con este señuelo, las víctimas aceptaban la invitación, esperando que el viaje además sirviera para remediar las dificultades económicas por las que algunas de sus familias pasaban.

"Les tenían hacinados en una sola vivienda y sólo les permitían relacionarse entre ellos, manteniéndoles en la más absoluta indigencia, llegando en ocasiones a tener que mendigar para poder subsistir", explica la Guardia Civil en una nota de prensa.

Chat de contactos homosexuales

La organización les conminaba a participar en un chat de contactos homosexuales gestionado y controlado por el líder de la organización y en el que se acordaban encuentros sexuales con "clientes" en distintas localidades de la provincia de Cádiz,

El "tratante" llevaba a la víctima al lugar y permanecía en las inmediaciones hasta que el encuentro acababa. Después le requisaba el dinero que le habían pagado por el servicio sexual.