Fútbol
Un trocito de la historia del Camp Nou en un pueblo soriano de la España vaciada
Langa de Duero, localidad soriana de 716 habitantes, ha logrado una sorprendente notoriedad al darse a conocer que, desde hace años, sus vecinos disfrutan de cientos de asientos procedentes de la penúltima reforma del Camp Nou, en 1994.
![Sillas del Camp Nou en Langa de Duero Sillas del Camp Nou en Langa de Duero](https://fotografias.antena3.com/clipping/cmsimages01/2025/02/14/7EE353FB-719C-4076-9E78-BE5FE8FFF42C/sillas-camp-nou-langa-duero_70.jpg?crop=1920,1080,x0,y0&width=480&height=270&optimize=high&format=webply)
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En 1998, los asientos retirados del Camp Nou encontraron un nuevo hogar en Langa de Duero, un pequeño municipio de Soria con 716 habitantes. Este traslado no fue casualidad, sino el resultado de la gestión de Aurelio Zayas, un apasionado del deporte y residente local, quien logró que el FC Barcelona donara estas icónicas sillas. Así, sus vecinos disfrutan, tanto en su campo de fútbol como en sus calles, de este pequeño gran legado futbolístico.
Aurelio trabajaba en un bar cercano al Camp Nou en 1994. El equipo culé acometía una enorme reforma del estadio y miles de asientos fueron "abandonados" en una piscina municipal de Barcelona. Tras mucho papeleo, Aurelio consiguió que le cedieran 1700 sillas que habían visto jugar a Cruyff, Maradona o Romario.
La remodelación del Camp Nou en 1994 marcó el inicio de este viaje singular. Los antiguos asientos, testigos de innumerables partidos y momentos inolvidables, fueron retirados para dar paso a una modernización del estadio.
Sin embargo, lejos de ser desechados, encontraron una nueva vida gracias a la visión de Zayas que logró gestionar la cesión.
Un transporte costoso pero simbólico
El Ayuntamiento de Barcelona, a través de la fundación Joan Miró, cedió los asientos al ayuntamiento de Langa. "Alquilamos un camión que nos costó 100.000 pesetas (600 euros) para traer las sillas. Tuvimos que desmontarlas una a una para poder traerlas. Entre nueve personas, vecinos de Langa que estaban trabajando allí, cargamos el camión".
A pesar de que inicialmente se habían acordado 1.000 asientos, llegaron más, lo que permitió equipar no solo el campo de fútbol de Langa, sino también instalaciones de sus pedanías.
Un pedazo de historia que ha alargado su funcionalidad
Hoy, muchos de esos asientos siguen en uso, convirtiéndose en un símbolo de la conexión inesperada entre un club de renombre mundial y un pequeño pueblo. La historia de cómo estas sillas pasaron de uno de los estadios más emblemáticos del mundo a un rincón de Soria es un testimonio de la pasión por el fútbol y la importancia de preservar recuerdos históricos.
"Si te ofrecen una oportunidad así, no la vas a desperdiciar"
El proceso no estuvo exento de desafíos. Transportar las sillas desde Barcelona hasta Soria implicó una logística compleja y un esfuerzo económico considerable. No obstante, la comunidad de Langa se volcó en el proyecto, consciente del valor simbólico y práctico que estos asientos representarían para su entorno.
"Desde quen salió la noticia nos hemos convertido en trending topic y virales. No paran de venir medios de comunicación al pueblo", apunta Iván Andrés, el alcalde de Langa de Duero.
A lo largo de los años, estos asientos han presenciado partidos locales, torneos juveniles y eventos comunitarios, convirtiéndose en parte de la vida diaria de Langa.
No sólo forman parte del campo de fútbol de la localidad, si no que también adornan las calles del pueblo, proporcionando a los vecinos un área de descanso.
"Nos vienen muy bien para hacer la tertulia por la tarde"
"Nos vienen muy bien para hacer la tertulia por la tarde", apunta una vecina de Langa. Más allá de su funcionalidad, son un recordatorio constante de la historia compartida entre un gigante del fútbol y una pequeña comunidad rural.
La historia de los asientos del Camp Nou en Langa es un ejemplo de cómo el deporte puede unir mundos aparentemente dispares. Representa también la capacidad de las comunidades para aprovechar oportunidades inesperadas y convertirlas en parte de su identidad.
Hoy, al sentarse en uno de esos asientos para ver un partido local, los residentes de Langa no solo disfrutan del deporte, sino que también se conectan con un legado futbolístico impresionante.
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