Marta Arce

La judoca Marta Arce, medallista paralímpica: "Hay muchos que adoran la inclusión siempre que sea un poquito más allá"

Desde la Newsletter de Antena 3 Noticias entrevistamos a la judoca Marta Arce, medallista paralímpica.

Entrevista a la judoca Marta Arce, medallista paralímpica

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Dicen los manuales de autoestima que "la vida no se trata de poder hacer, se trata de querer hacer" y esa es la actitud que describe a la protagonista de esta historia, Marta Arce. Quizás su nombre no te diga nada, pero detrás de ese nombre hay una mujer vallisoletana de 47 años, madre de tres hijos, judoca, medallista paralímpica, fisioterapeuta y albina, entre otras muchas cosas.

Marta nació con albinismo óculo-cutáneo completo y esta afección formó parte de la vida de Marta desde su infancia: "Empiezo a ser consciente de que soy diferente del resto de niños y niñas muy pronto, porque el tipo de albinismo que te tengo es el más común y más visible que hay y segundo porque ya había una persona con albinismo en mi familia, que es mi hermana mayor, y claro yo la veo a ella y noto que es diferente del resto de los niños".

Su niñez fue "complicada", pero eso no hizo que ella no dejase de intentarlo todo: "En general, vivir en un entorno como en el que vivimos, poco accesible, hace que cualquier actividad sea más complicada. Las hacíamos completamente igual, pero sin ningún tipo de accesibilidad. Casi todo lo que hacíamos acababa siendo un poco frustranteporque no salía bien. Íbamos al parque, a jugar al escondite, pues nos encontraban las primeras. Queríamos jugar al fútbol, pues no veíamos la pelota. Al jugar a la comba no veíamos la comba.." "Todo siempre era un problema: 'es que tú no puedes', 'no lo puedes hacer bien' o 'no te quiero en mi equipo'", eran los reproches que recibía Marta de sus compañeros de batallas, pero eso cambió cuando el judo se cruzó en su vida.

"Tenía ya 19 años, estaba en segundo de carrera, al entrar en la escuela de fisioterapia de la ONCE coincido con personas que sí que han tenido una buena relación con el deporte. En concreto, tengo compañeros que practican judo y empezamos a hablar y decido ir con ellos al gimnasio", explica.

En el judo encontró su "motivación", encontró esa confianza que le hacía sentir capaz de hacerlo y hacerlo bien. Por supuesto con mucho trabajo, pero sabiendo que una persona ciega tiene la capacidad de hacer las cosas coordinadamente. Lo que no suele haber es personas alrededor dispuestas a utilizar el tiempo necesario para que la persona ciega aprenda a hacer algo coordinada y a darle unas instrucciones correctas", señala Marta.

En 1997 debutó en su primer Europeo, y no le pudo ir mejor, ya que Marta regresó con el oro de Italia. Sus primeros juegos paralímpicos fueron en Atenas 2004, en donde firmó la plata, metal que después repetiría cuatro años después en Pekín. Pese al buen resultado, decidió retirarse para regresar en 2012 y lograr un bronce en Londres. A los juegos de 2016 no llegó porque fue madre, "embarazo y un deporte de contacto son poco compatibles y un tanto peligroso", pero contra pronóstico decidió volver en 2020, aunque no consiguió subir al podio.

"Yo me he retirado siempre después de los juegos, entre otras cosas, porque cuando te planteas dejarlo es cuando ya queda poco para los juegos y normalmente es un momento en el que estás hasta arriba de cansancio, de estrés, de agotamiento, de emoción, de nervios y de todo y es como: ¡Qué acabe esto ya! Pero a mí luego se me pasa. Sí que es verdad que tanto en 2008 como en 2012 decidí dejarlo y lo que me impulsó a volver, sobre todo, es que habíamos sido históricamente un equipo femenino magnífico y no quedaba nadie. No había absolutamente ningún referente femenino porque en 2016 se retira Mónica Merenciano y ya se queda totalmente desierta la parte femenina del equipo. A mí me da muchísima pena y decido ir para estar simplemente. En principio para estar y luego para intentar clasificarme y ya después para sacar medalla".

De París ha vuelto con otro bronce en la mochila y cuando le preguntamos si esos han sido los últimos se ríe y dice: "Pues eran los últimos hasta que terminaron los juegos de París y luego, pues ya veremos".

Pero ¿cómo se concilia la alta competición con ser madre de familia numerosa? "Yo creo que la conciliación no existe", pero hay que "ir tirando" y bromea: "No mirar mucho debajo de los muebles para no asustarse. Lo más importante es querer hacer las cosas. Cuando quieres hacer las cosas, encuentras la manera". Además, señala: "Yo creo que la clave de compaginarlo es tener las prioridades claras en cada momento. Hay momentos en los que la prioridad son los niños, hay momentos en los que la prioridad es competir. Hay momentos en los que la prioridad es tratar de conciliar". Marta defiende que todos estamos donde queremos estar: "Yo creo que alguien que duda necesita pasar por ese periodo. Muchas veces las tripas son las que te dicen la respuesta correcta. Si dudas y lo dejas es que no estaba en tus planes".

Desde esa Marta que jugaba al escondite sabiendo que la iban a encontrar hasta la Marta de hoy han cambiado mucho las cosas, sin embargo, queda un largo camino todavía por recorrer. "Yo creo que las personas con discapacidad vivimos permanentemente luchando contra la injusticia y por eso somos rebeldes, reivindicativos, pero porque el mundo no es accesible", lamenta.

"La sociedad empieza a hablar de inclusión, empieza a hablar de tolerancia, pero no está todavía bien implementada. Ahora sabemos que discriminar está mal y que la inclusión es correcta, pero hay muchos que adoran la inclusión siempre que sea un poquito más allá, entonces es perfecta. Yo creo que nos toca que seguir luchando, y si a la discapacidad le sumas ser mujer, la discriminación aumenta exponencialmente, y ahora ya le sumamos que hay edadismo, pues apaga y vámonos y eso si no saben que eres madre".

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