La crisis del coronavirus lo ha cambiado casi todo. El Everest se muestra ahora de una forma muy distinta con respecto a la que podíamos ver hace tan solo unos meses.
Grandes masas de gente, largas colas de escaladores y alpinistas para subir, que contrastan con la imagen actual del Everest, más limpio y visible que nunca debido a la ausencia de personas por la crisis del coronavirus.
Tanto es así, que el propio Himalaya se puede ver desde Katmandú, capital de Nepal situada a 200 kilómetros. "El coronavirus le va a dar un respiro al Everest", asegura el alpinista Juan Oiarzabal.
Otro dato que ratifica este hecho es la recogida de basura en el 'techo del mundo'. En abril se recogieron hasta siete toneladas menos que en las mismas fechas del año pasado.
El alpinista Álex Txikón sabe de lo que habla porque estuvo en el Everest hace unos meses, y cuenta los evidentes restos de basura que se encontraba constantemente al recorrerlo. "Te encuentras latas de anchoas y sardinas", asegura.
Muchos deportistas tenían el Himalaya y otros espectaculares lugares en su agenda de próximos retos, pero se han visto obligados a retrasarlos por la crisis del coronavirus, que ha trastocado todos los plantes y proyectos deportivos.
El alpinista Juan Arriaza también aparcó su sueño de subir al Everest y se dedicó como científico a buscar la vacuna contra el coronavirus.