Las gimnastas Roxana Popa y Ana Pérez han visitado nuestro espacio 'Las Mujeres Juegan', un encuentro digital en el que han contestado a numerosas preguntas que les han hecho los internautas. Con respecto a Tokio "hablar de medallas es muy complicado", dice Ana, la capitana del equipo, "pero soñar es gratis y del puesto doce (el último) no vamos a bajar, pensemos en que una final por equipos es posible". Roxana se permite decir que apunta al podio "en la final de suelo del Mundial de Stuttgart me quedé a tres décimas del podio".
Sería un broche increíble para Roxana, a la que las lesiones la han tenido más de tres años fuera de la competición. Los médicos le dijeron que no podría volver a hacer gimnasia, ha pasado por tres operaciones de rodilla y ha perdido parte de los dos meniscos. "Pasé un bache psicológico muy muy fuerte. El deporte de élite es una burbuja, tu vida es entrenar y poco más. Romper esa burbuja cuando menos estás preparado para ello, te descoloca del mundo. No sabes ni para qué vales", comenta.
Una "pieza clave"
La definen como muy cabezota y seguramente por eso ha conseguido regresar: "Es una locura, para mi es muy impactante la clasificación para los Juegos y todo lo que ha pasado". Para Ana Pérez la vuelta de Roxana al equipo ha sido muy importante "siempre ha sido una pieza clave y saber que estaba al 100% para ayudar al equipo a lograr el objetivo de Tokio, ha sido fundamental".
Ana ocupó una plaza individual en los Juegos de Río 2016. Éstos serían sus segundos Juegos y con la alegría de poder compartirlo con el equipo: "Piensa que estamos todos los días juntas, compartirlo con mis compañeras es muy importante porque nos animamos mucho".
Reconocen la ayuda y el apoyo de sus familias durante todos estos años en un deporte tan exigente. Ana se fue de su casa de Sevilla a los dieciséis años: "Yo llamaba a mis padres y les decía que no iba a poder con esto. Entrenar, estudiar, en otra ciudad y lejos de mi familia y mis amigos". A Roxana la llevaba su hermano "teníamos que coger tres autobuses y muchas veces me quedaba dormida encima de los deberes cuando volvíamos a casa", recuerda.
Popa define la gimnasia como "el sueño de volar" y añade que "inculca unos valores que se están perdiendo. Puede salvar a las personas de muchas cosas, externas o internas. Cuando entrenas te concentras solamente en eso, en la maravilla que estás sintiendo, es una adicción. Valores: disciplina, sin disciplina no hay nada y ayuda para todo. En los estudios, el día de mañana en un trabajo, en la vida en general, la organización etc." También se refiere al deporte como "su primer amor" y poder ir a los Juegos de Tokio "sería la boda", comenta entre risas.
A sus veintidós años, las dos gimnastas ya empiezan a pensar en lo que harán cuando termine la gimnasia. Ana nos cuenta que le gustaría estudiar Nutrición y Roxana volver a impartir clases de danza (es a lo que se dedicaba cuando las lesiones la alejaron de la competición) y "tiene muchos proyectos", dice. "Algo relacionado con la estética o el arte".
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