Laia Sanz lo ha conseguido: ha terminado su Dakar número 11 después de un año muy complicado. Le picó una garrapata y la enfermedad de Lyme trastocó todos sus planes. Además, cada vez tiene más claro cambiar la moto por el coche.
Laia Sanz ha descansado unos días y es hora de reflexionar con Antena 3 Deportes. No es de lágrima fácil, pero este ha sido el Dakar, y van once seguidos, en el que más ha llorado: "Seguramente es el Dakar en el que más me he emocionado, sobre todo los meses que he pasado. Supongo que salieron muchas cosas".
Una edición importante para ella este año por las condiciones físicas en las que iba. Sufre las secuelas de la enfermedad provocada por la picadura de una garrapata. Aún no está recuperada: "Continuando el tratamiento. Notaba la falta de entreno y a partir del kilómetro 300 ya tenía que bajar mucho el ritmo. Pero creo que a nivel personal es de las victorias más importantes".
Valora pasarse a las cuatro ruedas
Ahora disfruta en su casa de lo conseguido y de lo que ha echado de menos: "Un buen pan tumaca, los perros, me gustaría hacer algo de trial este año si me encuentro bien". Y cuidado con las garrapatas: "Creo que me voy a poner el collar del perro", bromea.
No tiene muchas ganas de asumir más riesgos en moto en el Dakar y cada vez ve más cerca hacerlo en cuatro ruedas. Lo que la motiva ahora es el nuevo campeonato de coches eléctricos junto a Carlos Sainz y lo que más desea es recuperar la salud.