Un estudiante de ingenieria mecánica en Canarias ha conseguido dar uso a todos los tapones de plástico reciclados. Ha sido capaz de convertir todos estos tapones en palas para nadar y, además, destinar todos los beneficios a la lucha contra el cáncer.
En vez de terminar en el agua, los tapones se transforman en palas de natación, gracias a Carlos Sosa. "Vimos cabida a darle una segunda vida a todo el clásico que había. A nivel técnico no hay ningún problema y además luego se consiguen productos más bonitos", declaraba.
Todos los beneficios de los produtos eleborados con material 100% reciclable van destinados a la lucha contra el cáncer.
Por su parte, Miguel Carrasco, responsable del diseño y fabricación de las palas, nos explica como sacarle siempre el lado bueno a una situación adversa como esta: "Para lo bueno y para lo malo, el plástico no se degrada. Se puede reciclar infinidad de veces, que va a seguir manteniendo sus propiedades buenas."
El proceso consiste en separar los tapones por colores, se trituran y se funden. A continuación, se eligen los colores a inyectar, se suben a una máquina y mezclándolos se obtienen unos diseños de lo más original. Concretamente, son necesarios 38 tapones por pala.
Según afirman sus creadores, es un tipo de pala muy solicitada, especialmente en Norteamérica, la totalidad de Europa y, absolutamente, todas las comunidades autónomas de Europa.
Así que, recuerda, antes de tirar un tapón piensa que puedes dar una segunda oportunidad al plástico y otra a las personas que sufren una enfermedad.
