Motor

Un Fórmula 1 de madera y a tamaño real: la asombrosa creación de un carpintero asturiano

El monoplaza de Alejandro Méndez, elaborado con madera de cedro canadiense, cuenta con todos los detalles: frenos, suspensión y hasta DRS.

El Fórmula 1 de madera construido por Alejandro Méndez

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Unas 1.200 horas de trabajo. Eso calcula Alejandro Méndez López (1953) que empleó en construir su particular Fórmula 1. Elaborado con madera de cedro canadiense, el espectacular monoplaza que preside su taller-museo en Tapia de Casariego (Asturias) cuenta con todo detalle: DRS, suspensión y sistema de frenos funcional. Cumple además con las medidas exigidas por la FIA (Federación Internacional de Automovilismo): 5,5 metros de largo y 2 de ancho.

Alejandro empezó a trabajar en este modelo hace más de dos años, aunque su pasión por el automovilismo y la construcción de vehículos viene desde niño. "Cuando era guaje ya me gustaban los coches y la carpintería", recuerda.

Pronto se apuntó al famoso descenso de carrilanas de Seares y no llamó la atención solo por conseguir el primer puesto, sino también por el cuidado e innovador diseño de sus proyectos. Alguno incluso fue reclamado para exposiciones en Madrid.

Hace años elaboró una réplica a escala del Ferrari F1 2009 y un Bugati de 1937 con motor de inercia en tamaño infantil para su nieto. Buscando nuevos retos, el Fórmula 1 se convirtió, sin duda, en su creación más ambiciosa. Para darle forma usó principalmente cedro canadiense, una madera "muy ligera a la vez que estable", aunque en elementos de mecánica más pequeños, como las tuercas de las ruedas, echó mano de "maderas más duras como guayacán o eucalipto laminado".

Más allá del material, la gran diferencia con un monoplaza de competición es el peso. Mientras que un Aston Martin como el de Fernando Alonso puede pesar 800 kilos, el Fórmula 1 de Alejandro no supera los 270. En 2024 espera poder instalarle un motor eléctrico "para que pueda rodar, que no competir", aclara su creador.

Una familia de pilotos

Alejandro Méndez fue varias veces campeón de Asturias de karting y su legado ha continuado a través de su familia. Su sobrino es Bruno Méndez, afamado piloto que rozó la Fórmula y fue campeón de Europa de F3 en 2009. Además, su hija Laura regenta el Kartódromo de Tapia y su nieto Alejandro Méndez, de solo 11 años, también compite en karting con excelentes resultados.

Orgulloso de la pieza única que acaba de construir, asegura que por ahora no está en venta, aunque "nunca se sabe".

Quien quiera visitarlo tiene la oportunidad de hacerlo en el museo en el que se ha convertido su taller de La Roda, que promete seguir ampliando mientras mantenga su entusiasmo por la mecánica y la carpintería.

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