Vuelo espacial

Hamilton se somete a un entrenamiento extremo para astronautas volando con un jet: "¡Épico!"

El siete veces campeón del mundo de Fórmula 1 cumplió la primera parte de su sueño de niño de ser astronauta, con una brutal sesión de entrenamiento a bordo de un jet L-39 Albatros.

Lewis Hamilton durante su vuelo en un jet

Lewis Hamilton durante su vuelo en un jetYoutube: IWC Watches

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Lewis Hamilton, siete veces campeón del mundo de F1, ha experimentado una de las sensaciones más brutales de su carrera al subirse a un jet L-39 Albatros, el avión de entrenamiento a reacción más empleado del mundo y que se usa para el entrenamiento de futuros astronautas al recrear las fuerzas G experimentadas durante el ascenso y descenso de un vuelo espacial.

John 'Slick' Baum, director del Polaris Program Philanthropy y piloto instructor, fue el encargado de acompañar y guiar a Lewis Hamilton durante este vuelo extremo con un caza capaz de volar a más de 840 km/h y con una autonomía de 1.500 kilómetros. El heptacampeón del mundo de F1 experimentó durante un año las sensaciones que tienen los astronautas durante un despegue y aterrizaje en un vuelo espacial.

En el vídeo, compartido por Hamilton en sus redes sociales y por el canal de YouTube de IWC Watches, se puede ver al británico experimentando fuerzas G extremas y poniendo a prueba su capacidad de resistencia ante maniobras que habrían perder la consciencia a cualquier persona sin una preparación física adecuada.

"Es muy diferente a la F1, la sangre nunca sale de tu cabeza. Cuando gira el avión, sientes que la sangre abandona tu cuerpo, te pesa el pecho y te cuesta respirar", admite Lewis Hamilton sobre el brutal vuelo con el jet L-39 Albatros.

Lewis Hamilton demostró que la preparación de los pilotos de F1 es de las mejores del mundo y fue capaz de resistir durante una hora todo tipo de fuerzas G, en especial, cuando John 'Slick' Baum realizó un vuelo parabólico con el caza, un momento en el que Hamilton pudo experimentar cómo es volar en gravedad cero, es decir, recreando las condiciones a las que se enfrentan los astronautas.

Durante el vuelo se llegó a alcanzar un máximo de 7,5 G, aunque Hamilton no perdió nunca la sonrisa, demostrando que tiene madera para ser astronauta.

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