Fueron 28 segundos de pura angustia. Ese fue el tiempo que tardó Romain Grosjean en lograr liberase y salir de su monoplaza en llamas tras su grave accidente en el GP de Baréin. Ahora, el piloto de Haas ha recordado ese terrible momento.
"Vi la muerte muy cerca. No puedes haber vivido esto y ser la misma persona. Pienso en Niki Lauda y me digo: 'No puedo acabar así, no ahora'. Intento de nuevo salir, pero no puedo. Me vuelvo a sentar y veo la muerte, no cerca, sino muy cerca. Es una sensación que no se la deseo a nadie", asegura Romain Grosjean a la agencia AFP.
"No fue el impacto más violento que haya sufrido en mi carrera, pese a que las 'G' digan lo contrario. La deceleración de 53G (53 veces el peso de su cuerpo) nunca la había sufrido", explica Romain Grosjean.
El piloto de Haas también explica cómo vivió esos agónicos segundos dentro de su monoplaza.
"Me quito enseguida el cinturón de seguridad, trato de salir del coche, pero me doy cuenta que mi casco golpea contra algo. Me vuelvo a sentar, me digo que estoy bloqueado y que tengo que esperar. Pero a mi izquierda todo está naranja y me doy cuenta que hay fuego. Me digo 'no hay tiempo de esperar, voy a tratar de salir por la derecha', pero no puedo. A mi izquierda tampoco puedo. Me vuelvo a sentar", relata Grosjean.
"El cuerpo se relaja, los músculos, la cabeza, todo. Me pregunté por dónde iba a comenzar a quemarme, si iba a dolerme, pero creo que es un momento que permite al cerebro procesar lo que está pasando e intentar buscar una solución", admite Romain Grosjean.
"Cuando pongo el pie en la barrera y salgo es un alivio. ¡Estoy vivo!"
Pero el piloto de Haas reconoce que la imagen de sus tres hijos le ayudó a sacar fuerzas para salir de esa terrible situación.
"Me digo que no puedo dejarles y es en ese momento cuando encuentro la manera de liberar mi pie bloqueado, de girar la cabeza, de pasar los hombros, poner las manos para levantarme sabiendo que iba a quemarme, pero que no era grave. Cuando pongo el pie en la barrera y salgo es un alivio. ¡Estoy vivo!", recuerda el piloto francés.
"Sin pánico, trato de refrescar las manos agitándolas, me quito los guantes porque no quería que se me pegaran a la piel", explica Grosjean.
"El doctor me pide que me siente y me habla separando cada sílaba. Es la anécdota: le grito pidiéndole que me hable normalmente. Debió pensar '¡éste no cambiará jamás!", asegura Romain Grosjean.
El piloto francés detalla que está hablando sobre lo ocurrido con una psicóloga.
"Por ahora no tengo pesadillas, pensamientos, flashes o miedos, pero eso no quiere decir que no vaya a pasarme y es por este motivo que voy a continuar hablando", admite Romain Grosjean.
Por último, el piloto francés habla sobre su futuro y cómo le puede marcar esta experiencia.
"El límite que me impongo para el futuro no es el miedo a que me vuelva a pasar, sino que mis allegados no tengan que volver a pasar por lo mismo. Hace una semana, tomar un año sabático me parecía imposible. Hoy, me digo que voy a practicar 'kitesurf', ciclismo, ver a mis hijos, divertirme, beber vino. Esto cambiará mi vida para siempre. Estoy contento de ver a todo el mundo, incluso a los periodistas... Y comer una hamburguesa, ¡es genial!", concluye Grosjean.