El piloto francés de Fórmula 1 Romain Grosjean salvó la vida este fin de semana tras un terrorífico accidente en Baréin a 221 kilómetros por hora. La obsesión de la FIA por salvaguardar la seguridad del campeonato con introducciones como el Halo o los trajes ignífugos se ha visto validada con creces.
Los trajes ignífugos son los 'trajes milagro' capaces de aguantar temperaturas extremas de entre 800 y 1.000 grados.
Pueden salvar la vida del piloto en unos segundos cruciales: "Aguanta sobre 12 segundos y luego lo que es la vestimenta interior también ignífuga hay que sumarle otros 5 segundos", explica Iván Iglesias, responsable de GT2I España.
Calidades, gramaje, homologación... son variables que cuentan para salir ileso: "Hay una composición de tres capas de protección ante la llama", señala David Simón, Director Técnico Monlau Motorsport.
Antes de salir a la venta hay muchas comprobaciones previas para estos monos que pesan apenas 800 gramos pero que salvan vidas: "Se destruyen muchas unidades para asegurar y garantizar que cumple con toda la normativa".
Poco tienen ya que ver con la vestimenta de los pilotos de la década de los 50: "Por eso morían como morían... es increíble lo que hacía en las carreras esos años", opina Carlos Sainz, doble campeón del mundo de Rallies.
Evolución de la F1
Tecnología y desarrollo para salvar vidas en una carrera de la Fórmula 1 hacia la seguridad. Y es que Grosjean puede dar gracias porque la Fórmula 1 del 2020 no es la de 1976.
Niki Lauda también se salvó después de que ardiera su monoplaza con él dentro, pero con unas secuelas horribles que marcaron toda su vida.
El austríaco, hace 44 años, dio el primer paso para que hoy siga con vida Romain Grosjean. Las secuelas físicas por las quemaduras le acompañaron el resto de su vida, hasta su fallecimiento el año pasado.
A partir de ahí pocas veces hemos visto incendios como el ayer. El último parecido fue en 1996 cuando el brasileño Pedro Diniz, después de unos segundos que se hicieron también eternos, salía así entre las llamas del habitáculo.
Dos años antes al padre de Max Verstappen, a Jos Verstappen, le pasó algo parecido y pese a la espectacularidad del fuego todo se saldó con el neerlandés aturdido y una botella de agua para minimizar las consecuencias de un susto más que frecuente hasta hace muy poco en el pit lane.
El finlandés Kimi Raikkonen vio delante de sus ojos cómo ardía su Ferrari por unos instantes al arrastrar su compatriota Kovalainen la manguera de repostaje y el spray del combustible prendía en su monoplaza.
También se vio en medio del fuego el norirlandés Eddie Irvine, igual que el catalán Dani Clos: "Yo he vivido este momento porque también he estado dentro de un coche en llamas. Tienes que tomar decisiones muy rápidas; salir muy rápido del coche es una, pero sobre todo estar muy atento a los cinturones para sacarlos rápido".