Natación

El nadador Daniel Ponce regresa a las aguas más peligrosas del mundo para inmortalizar un reto único

Es el desafío más largo del mundo, 81 km en las aguas contaminadas del río Bhagirati, afluente del Ganges, que Daniel Ponce logró completar en 10 horas y 55 minutos. Una competición sagrada para el pueblo indio.

Daniel Ponce nadando en el río Bhagirati

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Es la segunda vez que el valenciano Daniel Ponce consigue uno de los retos más difíciles que existen, una carrera en la aguas contaminadas y peligrosas del río Bhagirati, fuente del río Ganges. Prometió que no volvería porque asegura que la primera vez "fue extremadamente duro, sufrí mucho". Pero la grandeza y la dificultad del reto en un lugar "tan exótico" como la India, le hicieron soñar con documentarlo y para conseguirlo debía repetir.

"El agua está a una temperatura de 31 grados, una auténtica locura. No ves absolutamente nada porque el agua es super oscura y el miedo acecha. Hay dos tipos de cocodrilos", explica Daniel Ponce a Antena 3 Deportes.

Ponce realizó la prueba con éxito, con algo menos de sufrimiento: "He estado mucho mejor mentalmente y eso que a partir de la hora de 5 empecé a tener problemas estomacales", se ríe al contarlo y añade : "La solución al problema, pues evacuar". Fue el único inconveniente que tuvo a pesar de la dificultad de nadar en esas aguas que aunque para los pueblos indios son sagradas "son muy oscuras y no ves nada, el agua está a 31 grados y es muy duro nadar a esa temperatura".

En esas aguas tan oscuras reconoce que "acecha el miedo" y ·tuve que prepararme mentalmente". Al final completó esta dura prueba y lo hizo mejorando su marca.

"He quedado en segunda posición a 7 segundos del primero y he hecho 20 minutos que la otra vez", explica Ponce.

Nadar lo imposible para recaudar fondos

Quizá sea la motivación lo que le empuje a Danie Ponce a mejorar: "Nadar lo imposible por una buena causa". Y es que el objetivo, como él mismo cuenta, era crear un documental sobre su hazaña con el que recaudará fondos para el IVO (Instituto Valenciano de Oncología).

"Tengo una espinita clavada con el IVO. Mi abuelo tenía un cáncer de pulmón complicado, allí le operaron y le salvaron la vida, lo tengo aquí conmigo, hicieron un excelente trabajo", indica Ponce. Aquí sí que cumplió su promesa.

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