Europa intentará mantener su dominio en la Ryder Cup batiendo por cuarta edición consecutiva a los Estados Unidos, que esperan aprovechar su condición de anfitrión y la teórica inexperiencia de su rival para recuperar la Copa Samuel Ryder.
El recorrido del Hazeltine National Golf Club, en la localidad de Chaska, Minnesota, está ya listo para acoger una de las mejores competiciones deportivas por equipos, y donde los estadounidenses ansían tomarse por fin una revancha.
Ya han quedado casi en el olvido los años en los que los Estados Unidos eran los grandes dominadores de este evento. La entrada de jugadores no británicos ni irlandeses a partir de 1979 cambió las tornas y el Viejo Continente empezó a sumar victorias con asiduidad y en el siglo XXI sólo han dejado escapar el triunfo en 2008 en Valhalla (Lousiana).
Europa ha ganado seis de las últimas siete ediciones de la Ryder, gracias a dos rachas de tres triunfos desde 2002 a 2006 y de 2010 a 2016, con remontadas increíbles como la de 2012 en Medinah (Chicago) bajo la capitanía del español José María Olazabal y que aún duele en el bando americano, como la clara derrota dos años después en Gleneagles por 16,5-11,5.
Ahora, el objetivo para la formación capitaneada por el norirlandés Darren Clarke, relevo de Paul McGinley, es hacer historia con una cuarta victoria seguida, algo inédito en las filas europeas que siempre han tenido el tope de tres éxitos consecutivos.
La tarea no se presenta sencilla y el teórico favoritismo recae en el combinado que lidera Davis Love III, de nuevo al frente del equipo, dos años después de vivir cariacontecido la remontada de 2014.
Los americanos han formado un doce potente, pese a alguna baja significativa como la de Bubba Watson, siete del mundo, el tercer mejor estadounidense del ranking, pero que será vicecapitán junto a Tiger Woods, que espera tener más suerte en esta faceta que como jugador.
Diez jugadores que ya conocen la presión de jugar la Ryder, liderados por Phil Mickelson, más los debutantes Brooks Koepka y Ryan Moore, tienen la 'obligación' de no volver a dejar escapar el trofeo en casa ante una Europa que espera no pagar su teórica inexperiencia.
Clarke tiene la mitad del equipo que desconoce lo que es jugar la competición, entre ellos el canario Rafa Cabrera Bello, que junto a un veterano como Sergio García, completa la representación nacional en Minnesota.
Además del de Las Palmas, los ingleses Danny Willet, Matthew Fitzpatrick, Andy Sullivan y Chris Wood, y el belga Thomas Pieters forman el grupo de 'rookies' que acompaña a jugadores de calidad que han estado presentes en los últimos éxitos como Lee Westwood, Rory McIlroy, Martin Kaymer o Justin Rose.
Tampoco hay que olvidar que Europa tendrá en sus filas al campeón del Masters de Augusta (Willet), al del 'British' (Henrik Stenson) y al primer campeón olímpico en más de cien años (Rose), argumentos ante los que los locales enfrentan a Dustin Johnson y Jimmy Walker, ganadores del US Open y el Campeonato de la PGA.
Pero todo se iguala bajo el formato de esta competición, con la modalidad de 'match-play', y el halo de magia que siempre la rodea y que comenzará este viernes con la disputa de la primera jornada de 'foursomes' (dos bolas y golpes alternos) y de 'fourballs' (cuatro bolas y cuenta la mejor). El sábado se repetirá el formato y para el domingo quedarán los decisivos individuales que decidirán el ganador en el duro recorrido de Hazeltine, sobre todo en sus hoyos finales.