Pablo Pedraz va a su trabajo en Gijón... nadando. Lo hace en traje de neopreno, recién salido del mar y paseando por la ciudad tras nadar unos tres kilómetros. Lo hace porque en el transporte público hay poca distancia de seguridad y, en el mar, Pablo la cumple sin duda: "Como vivo cerca una playa y trabajo cerca de otra, me dije ¿por qué no?", dice sobre evitar un posible contagio de coronavirus.
Sale temprano y el contacto con personas es mínimo. Repite la misma operación un día tras otro desde la playa de San Lorenzo en Gijón: "Voy nadando a trabajar y de paso hago ejercicio. Salgo ya con el neopreno puesto".
"Me siento más despierto"
Móvil, llaves y ropa en una boya para que no se mojen... y al agua. ¿Cómo está el agua? "Al principio el agua estaba bastante fría, a 13,5º. Cuando llego me siento mucho más despierto, porque el agua del Cantábrico despierta".
Una hora tarda Pablo Pedraz en recorrer esos tres kilómetros, brazada a brazada, antes de ir al lugar donde tiene su tienda de electrodomésticos. Un paseo para secarse, y a trabajar: "Me pongo la mascarilla y voy caminando hasta la tienda".