"Ésta es una campaña informativa que comenzó antes de los Juegos Olímpicos de Sochi (2014). Pero ya no es sólo informativa, sino una campaña para la directa expulsión de Rusia del deporte mundial", afirmó María Zajárova, portavoz de Exteriores, en rueda de prensa.
Rusia considera que los enemigos del país han lanzado una "ofensiva a gran escala" tanto en la esfera política, como en los medios de comunicación y en el deporte. La diplomática denunció el uso de "mecanismos de presión política" para que el COI castigara a Rusia por el programa dopaje de Estado en Sochi.
"Mire qué gran cantidad de deportistas de diferentes países fueron descalificados por dopaje, inclusive en los Juegos Olímpicos. ¿Acaso hubo una decisión similar por parte de los organismos olímpicos..?.No hubo nada de eso", señaló.
Zajárova también criticó la decisión del COI de celebrar en PyeongChang ceremonias especiales para los deportistas que recibirán las medallas de los rusos suspendidos por consumo de sustancias prohibidas en Sochi.
La ejecutiva del COI tuvo ayer en cuenta las denuncias sobre la existencia de un programa estatal de encubrimiento de positivos en los Juegos de Sochi, pero no optó por un castigo colectivo que hubiera causado un escándalo de proporciones mayúsculas.
Eso sí, condenó a sus deportistas rusos a competir a título individual y bajo bandera neutral, lo que Rusia consideró una "humillación" en toda regla. Algunos políticos llamaron inmediatamente se conoció la noticia a boicotear los Juegos, aunque el presidente ruso, Vladímir Putin, siempre se ha opuesto a ello.