Everest

Subir el Everest con dos piernas amputadas es posible: la historia de superación de Hari Budha Magar

El nepalí se convierte en el primer doble amputado que consigue hacer cumbre en la montaña más alta del mundo. Perdió las dos piernas en 2010 en Afganistán cuando defendía al ejército británico.

Hari Budha Magar, en pleno ascenso al Everest

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El escalador nepalí, Hari Budha Magar, ha logrado una gesta histórica. Se ha convertido en el primer doble amputado por encima de la rodilla en subir el Everest. Un hecho histórico en el mundo del deporte y del alpinismo, pero que también es un ejemplo de superación. Porque conseguir esta cumbre es solo la guinda de un pastel que empezó a cocinarse en 2010.

Una explosión que marcó un antes y un después

Hace 13 años Hari Budha Magar defendía a las fuerzas armadas británicas en Afganistán como soldado en el regimiento Gurkha. Tuvo la mala suerte que, en pleno campo de batalla, pisó una mina antipersonas. La explosión del artefacto provocó que le tuvieran que amputar las dos piernas por encima de la rodilla.

Un momento, y una situación, que no fue nada fácil de asumir. Ese segundo cambió su vida por completo, marcó claramente un antes y un después. Cayó en la depresión y en el alcoholismo.

"Hemos demostrado que nada es imposible"

Hari Budha Magar

Cuando todo parecía destinado a un mal futuro, Hari decidió cambiar el rumbo y tratar de superarse. Comenzó a escalar, pero tenía un gran inconveniente: hasta el 2018 en Nepal estaba prohibido que las personas amputadas y los ciegos hicieran escalada. Una ley que fue derogada, en parte, gracias a la actuación del nepalí. Después de eso se marcó un objetivo, hacer cumbre en el Monte Everest.

Una aventura que comenzó, junto con toda su expedición, y que terminó, 25 horas después y unas cuantas duras decisiones, en el punto más alto del planeta. Hari Budha se convierte en el primer amputado doble en coronar los 8.849 metros de la montaña más alta del mundo. "Cuando llegamos a la cima abracé a todos los sherpas y lloré como un bebé". Una vez más el ser humano prueba que nunca hay límites suficientes: "Hemos demostrado que nada es imposible", confiesa en nepalí.

Cuando regresó a Katmandú tuvo un caluroso recibimiento por parte de toda su gente. Fueron muchos los que se agruparon para esperarle en su regreso.

Su próximo objetivo: ayudar

Pero su expedición no acaba aquí, esta cumbre solo es el principio de un gran movimiento que Hari quiere poner en marcha. Una vez tomada consciencia de lo que supone tener una discapacidad, el escalador está concienciado en tratar de ayudar lo máximo posible a las personas con discapacidad. Una promesa que ha hecho y que está dispuesto a cumplir: "Continuaré dando visibilidad y cambiando la percepción sobre los discapacitados".

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