Es algo muy habitual en el tenis, y cuando los protagonistas son Djokovic y Kyrgios no termina de sorprender.
El número uno del mundo, Novak Djokovic, se enfadó en medio del partido que le enfrentaba a Alexander Zverev y lo pagó con su raqueta cuando se acercaba al banquillo de su equipo. El serbio terminó ganando el partido pero su selección quedó eliminada de la ATP CUP, competición que ganó la edición pasada.
Pese a ser el mejor jugador del mundo, por lo menos en cuanto a ranking, no es extraño ver al serbio desesperarse en un partido y pagarlo con la raqueta. El año pasado ya sufrió las consecuencias de su ira cuando propinó un pelotazo a una juez de línea en el Open de Estados Unidos y fue descalificado inmediatamente.
Djokovic es un jugador amado o odiado, no tiene término medio. Por una parte, muestra su sentido del humor constantemente y se han visto buenos gestos con recopelotas y jugadores, sin embargo, también es protagonista por sus enfados.
Kyrgios y sus enfados, el pan de cada día
Por parte de Nick Kyrgios la historia es bien diferente. El joven australiano es un jugador con una calidad desmesurada, gran creatividad y potencia en sus golpes.
No obstante, la cabeza siempre le pasa malas jugadas y le ha impedido pelear por grandes títulos y poder ascender en el ranking ATP.
Verle romper la raqueta o enzarzarse con su contrincante, árbitro o una simple persona del público se ha convertido en el pan de cada día del joven tenista, que termina siendo objeto de crítica y polémica por parte de otros muchos jugadores.
La última vez que hemos visto su deplorable actitud ha sido en un partido con Borna Coric, el australiano perdió y reventó la raqueta para posteriormente tirarla a la grada.