Open de Australia

La imagen de Djokovic llorando en el suelo rodeado de su familia y equipo tras ganar el Open de Australia

Novak fue a celebrarlo con su box y terminó tirado en el suelo llorando y rodeado de su familia y entrenadores en lo que ya es una de las imágenes de la historia. Antes rompió a llorar en su asiento.

Novak Djokovic rodeado de su familia y equipo

Novak Djokovic rodeado de su familia y equipoEFE

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El día de hoy nunca será olvidado por Novak Djokovic, el jugador de 35 años ha dado un salto cuantitativo en la historia tras derrotar a Tsitsipas en la final del Open de Australia y conquistar así su 22º Grand Slam. Los mismos que su máximo rival, Rafa Nadal, apeado en segunda ronda tras sufrir una lesión en la cadera.

Novak volvió a Australia un año después de ser expulsado y lo ha hecho a lo grande ganando el 250 de Adelaida y su 10º Open de Australia en un mes espectacular en el que además sale como número 1 del mundo y habiendo superado a Nadal en títulos ATP: 93 a 92.

Empezó el torneo con molestias en sus isquiotibiales pero terminó jugando un tenis de ensueño al que nadie tan siquiera se acercó. Tras la pronta eliminación de Nadal, Medvedev y Aliassime, entre otros, el serbio recibió toda la presión posible, él era el máximo favorito y todo lo que no fuera levantar el título era un 'fracaso' para el balcánico.

Una imagen para la historia

Tras imponerse en el tercer set al griego comenzaron a fluir todas las emociones en el semblante de Djokovic. Enseguida se fue a su box, ahí estaban su entrenador, preparador físico, hermano, madre... Se fundió en un abrazo emotivo con todos ellos y terminó cayendo al suelo fruto de la emoción. La imagen quedará para siempre en la historia del tenis. Djokovic, abatido, feliz, liberado, como si se hubiera quitado un peso de encima, se llevaba las manos a la cabeza mientras todo su equipo le rodeaba conmovido y le ayudaba a levantarse.

Rompió a llorar en su asiento

Antes de ese momento, el ganador de 22 Grand Slams también rompió a llorar en su asiento tras terminar el partido. Cogió una toalla y se tapó con ella todas las lágrimas que comenzaron a brotar tras un año de sufrimiento en el que ha sido señalado por muchos tras sus decisiones personales sobre la pandemia de coronavirus.

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