Rafael Nadal Parera, I de España y XI de Montecarlo. El tenista español volvió a mostrar su dominio en su pista favorita, la del Masters 1000 de Montecarlo, en la que ya se ha llevado el trofeo de campeón en 11 ocasiones. A la final llegó arrasando, mostrando el mejor tenis del mejor tenista de tierra batida de todos los tiempos. Sin embargo, la final iba a ser otra historia, un partido mucho más combatido por parte de un rival a la altura de las circunstancias. Nishikori no cedió un centímetro a Nadal.Si bien en su primer saque sufrió lo indecible -10 minutos de juego en el 1-0-, se rehizo para hacerle el break a Nadal en el siguiente. Eso sí, Rafa estuvo rápido en devolvérselo.En ese momento, el partido pasó a ser una guerra de no fallar. El que se pasaba de agresivo, lo pagaba en forma de punto en contra. Más fallos de los habituales Nadal, que tan airoso sale siempre en esa guerra, estuvo más fallón que de costumbre, cediendo muchos errores no forzados. Cuando parecía que Nishikori tenía una opción de disputar el partido a Nadal, apareció de nuevo la versión imbatible, la que se monta en la bola y sale despedida de su raqueta. Nadal volvió a hacerle un break al japonés, 4-2 y el primer set de cara. Sólo tuvo que mantener sus saques para llevárselo con un buen 6-3. Ganó bien y cediendo más de costumbre, así que el segundo set tampoco pintaba mal para el de Manacor. Fue saltar a la pista de Montecarlo de nuevo y aparecer un auténtico ciclón. Nadal le dejó ganar a Nishikori el primer juego del set, su saque, a partir de ese momento ganó el resto de juegos posibles. Ese fue el nivel de dominio de un Nadal que arrolló y que estuvo todo lo preciso que no había estado en el primer set. Nishikori no sabía por dónde le llegaban, sus fortalezas en el primer set se convirtieron en sus debilidades en el segundo. El 11º trofeo es real Ser demasiado conservador le pasó factura al japonés. El momento Nadal había llegado, ese momento de los partidos en los que sabes que, hagas lo que hagas, vas a acabar cediendo ante el coloso de la tierra batida. 1-1, 2-1, 3-1, 4-1, 5-1... Y así hasta el definitivo 6-2. Así ganó Rafael Nadal su 11º título en Montecarlo, sin ceder un solo set en todo el torneo, dejando un set ligeramente inferior al resto, pero que también ganó. Ese es el coloso de Montecarlo y de la tierra batida, el número 1 del mundo. Rafael Nadal Parera volvió a reinar en su tierra prometida.