El suizo Stan Wawrinka jugará su segunda final en Roland Garros tras remontar al británico Andy Murray en un partido intenso y largo que duró más de 4 horas y media, y acabó 6-7 (6), 6-3, 5-7, 7-6 (3) y 6-1. El vencedor de la edición de 2015, que tiene 32 años y 75 días, se convirtió en el finalista más veterano en París desde el yugoslavo Niki Pilic en 1973.
El helvético jugará la cuarta final de un Grand Slam en su carrera, sin que haya perdido ninguna de las anteriores, contra el vencedor del duelo entre el español Rafael Nadal, que busca su décimo Roland Garros, y el austríaco Dominic Thiem, que a sus 23 años no ha disputado ninguna final de un grande.
"Con un ambiente como este sólo podía jugar a tope, ha sido sensacional", dijo desde la pista el suizo, que formó un corazón con sus manos en señal de agradecimiento al público de París. Wawrinka aseguró que la clave de la victoria fue no darse por vencido. "He preferido ver las cosas desde el lado positivo y sabía que había dominado los tres primeros sets", dijo Wawrinka, que por cuarta vez en su carrera derrotó a un número uno del mundo.
La reedición de la semifinal del año pasado acabó con resultado diferente. Si en 2016 fue Murray quien pasó a la final, en esta ocasión el suizo mantuvo más la calma para acabar imponiéndose en el maratón. La del año pasado fue la primera vez que Murray venció a Wawrinka en tierra batida.
Murray, que el año pasado jugó su primera final en París, donde se inclinó ante el serbio Novak Djokovic, puso de manifiesto las dudas en su juego que ha venido mostrando últimamente. Su número uno del mundo está a salvo por el momento, mientras que el suizo puede acabar como 2 si gana su segunda Copa de Mosqueteros o si Rafael Nadal no pasa a la final.
Décima victoria en tierra para Wawrinka
Wawrinka sumó hoy su décima victoria consecutiva sobre tierra batida, su mejor serie en esa superficie, que comenzó en el pasado torneo de Ginebra que acabó ganando. El suizo, que tiene en su palmarés el Abierto de Australia de 2014, el Roland Garros de 2015 y el Abierto de Estados Unidos de 2016, había llegado hasta semifinales sin perder un solo set, y concediendo solo 54 juegos.
Pero ante el número uno1 del mundo estuvo contra las cuerdas en varias ocasiones. Perdió el primer set en el juego de desempate, recuperó en el segundo, pero volvió a ceder en el tercero. Más ofensivo que el escocés, que había mostrado dudas a lo largo de todo el torneo, Wawrinka contó también con el incuestionable apoyo del público que abarrotó la pista central de París.
Se aferró al partido en el cuarto, en el que ambos se anotaron sus respectivos saques y se resolvió en el juego de desempate, dominado claramente por el helvético. Fue un mazazo moral para Murray, que veía cómo 4 horas más tarde tenía que volver a pelear por el triunfo.
Y ya no tuvo moral para hacerlo. Cedió su saque en el primer juego y de nuevo en el tercero y el quinto. Con 5-0 rompió al suizo, pero al siguiente lo volvió a ceder para cerrar el partido con un revés del suizo, su golpe más característico.