El partido era de regionales, pero el despliegue policial fue casi de Champions. Primero, gas pimienta para intentar disuadir a los ultras que querían iniciar el salto de la reja.
Viendo que los radicales no se rendían, aparece el camión cisterna. Los ultras del Okocimski se amontonaron en una esquina, pero no pudieron evitar ser puestos en remojo. El chorreo fue expeditivo y eficaz.
Todo había empezado porque los hinchas locales exhibían banderas blanquiazules, los colores del eterno rival del visitante.Y los forasteros respondieron quemando una bufanda del susodicho enemigo, el Union Tárnów.
Fue el desencadenante de la pelea, que una madre vio venir y se llevó a sus hijos. Bengalas, humo, confusión, alguna cabriola... Ingredientes de una pelea que la policía polaca está usando para presumir de eficiencia. Desde luego, el balance final, seis detenidos y un policía herido, pudo ser mucho peor.
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