Antes de que suene la bocina, empiezan los piques. Cuando suena, el objetivo es pillar o no ser pillado en sólo 20 segundos: el juego por excelencia del patio del colegio se ha convertido en deporte profesional.
Su espacio reducido y lleno de obstáculos obligan a tener conocimientos de parkour para poder practicarlo. Ahora solo vale tocar al oponente desde debajo de la cabeza a la cintura.
Se compite individualmente, aunque los equipos los forman cuatro personas. No hay más reglas, igual de simple que espectacular. Se llama 'World Chase Tag', y ya ha contado con 12 eventos en Reino Unido, India y Japón.