Draghi ha perseverado en su hoja de ruta el frente del BCE. Lanzó el QE (Quantitive Easing), ese salvavidas al que se aferró el euro para no naufragar en lo peor de la crisis. Ese botón de emergencia lo apretó el 22 de junio de 2015. Con el programa de compra de deuda soberana y corporativa puso nada menos que 2,6 billones de euros en circulación.
Echaremos de menos al tío Mario. Tío porque nos trajo una prima nueva a todos. La fastidiosa prima de riesgo, de la que ya hablamos mucho menos
Pero ‘Super Mario’ llevaba preparando ese rescate mucho tiempo. Tres años antes había pronunciado las palabras mágicas. Ese “haremos lo necesario” se convirtió en el mantra que le ha acompañado en cada comparecencia, en cada decisión relevante. Como la capa de Superman o las telarañas de Spiderman, la frase de Draghi ha seguido funcionando como una pócima prodigiosa en los mercados.
Seguramente le hubiera gustado no tener que reactivar los estímulos monetarios, pero así termina una era que él mismo inició inundando de dinero barato los países más necesitados de la moneda única.
Echaremos de menos al tío Mario. Tío porque nos trajo una prima nueva a todos. La fastidiosa prima de riesgo, de la que ya hablamos mucho menos, pero que hizo que muchos se sintieran auténticos expertos en el mercado de deuda.
El tío Mario pasa ahora el testigo a su sucesora Christine Lagarde. Veremos si ella hereda el traje de superhéroe
Esa prima era protagonista en las conversaciones de los corrillos de bar, en la parada del autobús, en las comidas familiares… En el verano de 2012, cuando la fiebre superó los seiscientos puntos, el tío Mario nos salvó del abismo económico con su barra libre de liquidez. Y eso que Alemania no estaba por la labor.
La moneda única europea ha cumplido 20 años, pero su debilitamiento vuelve a ser noticia. El brexit, la guerra comercial china, el auge de los populismos… Los peligros acechan. El tío Mario pasa ahora el testigo a su sucesora Christine Lagarde. Veremos si ella hereda el traje de superhéroe.