El Banco de España ha enviado al juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu "todos" los documentos empleados para elaborar el informe técnico en el que daba por buena la contabilidad de Bankia en tiempos de Rodrigo Rato, y en ellos se constata que no hubo discrepancias en el seno del supervisor.
Los documentos remitidos al instructor del caso Bankia, 60 páginas en total, demuestran que no hubo diferencias de criterios en el Banco de España sobre cuestiones tan relevantes como el uso de las provisiones genéricas, el colchón atesorado en los años buenos por las cajas que formaron el grupo.
A principios de marzo, distintos departamentos de la institución que preside Luis María Linde trabajaron internamente para responder a las dudas del FROB -principal accionista de Bankia tras su rescate- sobre la contabilidad empleada por el grupo durante años.
Sin llegar a ninguna conclusión y sin avalar explícitamente la gestión de Rato, se puede entender que el Banco de España discrepa de la principal conclusión de los peritos del caso, para quienes las cuentas del debut bursátil de Bankia no reflejaban su estado real.
Pero, además, la prolija documentación ahora remitida al juez permite ver que en ningún momento el supervisor mostró dudas internamente sobre el uso de las provisiones genéricas, que sirvieron a Bankia para afrontar el deterioro de su cartera crediticia durante los peores años de la crisis.
Tampoco hubo diferentes criterios en el Banco de España sobre las provisiones que pasa a tener la cabecera de un grupo tras una fusión en la que se actualiza (a la baja) el valor de préstamos concedidos en el pasado por las entidades que se unieron y que, igualmente, sirven para cubrir pérdidas.
Y, en tercer lugar, los documentos dejan ver que en el seno del supervisor existe igualmente una opinión unánime sobre el plazo de doce meses que una entidad tiene para corregir sus balances tras una fusión, fruto de la combinación de negocio.
A finales de 2011 Bankia contaba con más de 2.000 millones de euros en provisiones, cantidad más que suficiente para cubrir los deterioros esperados, puesto que el Banco de España también aclaró cómo deben estimarse las pérdidas previstas, según las normas de contabilidad.
Es más, el organismo supervisor defiende que la circular contable permite contabilizar como créditos subestándar, o susceptibles de ser morosos sin que aún lo sean, las operaciones de clientes que forman parte de colectivos en dificultades, lo que hizo Bankia en la época de Rato, y otras tantas entidades.
Ahora está por ver si toda la documentación aportada por el Banco de España sirven para que el juez extraiga las mismas conclusiones que el fondo público, lo que supondría un giro en la instrucción del polémico caso.