El Banco Central Europeo (BCE) ha encarecido su tasa de interés de depósito, por la que remunera el dinero a los bancos, en 10 puntos básicos, hasta el -0,30%, para llevar la inflación a casi el 2%. Asimismo el BCE mantuvo su tipo de interés rector, el que cobra en las operaciones de refinanciación principales en la zona del euro, en el mínimo histórico del 0,05%.
El BCE también decidió dejar inalterada la tasa de interés de la facilidad marginal de crédito, a la que presta el dinero a un día, en el 0,30%. Una tasa de depósito negativa hace que los bancos tengan que pagar intereses al BCE por depositar su dinero en la entidad a un día y de este modo el BCE quiere que presten al sector privado, sobre todo a las empresas.
Pero algunos expertos consideran que la experiencia en otros países ha mostrado que los bancos traspasan estos costes a los clientes, a quienes piden más intereses. El BCE compra desde el pasado mes de marzo mensualmente deuda pública y privada de la zona del euro, sobre todo deuda soberana, por valor de 60.000 millones de euros.
En total el BCE quería comprar deuda por valor de 1,1 billones de euros pero, previsiblemente, aumentará el volumen de compra de deuda para evitar una deflación. La inflación de la zona del euro se mantuvo en noviembre en el 0,1 % como en octubre.
Los mercados también descuentan que el BCE prolongue el programa de compra de deuda más allá de septiembre de 2016, hasta 2017, o incluso que no comunique una fecha concreta de finalización del programa.
De este 1,1 billones de euros de deuda, 855.000 millones de euros son deuda soberana, 95.000 millones de euros deuda de otras instituciones públicas y 190.000 millones de euros deuda privada (bonos garantizados y titulizaciones de crédito).
El aumento de la tasa de depósito y de las compras de deuda reducirá más la rentabilidad de la renta fija y los intereses que pagan empresas muy endeudadas, según algunos analistas