El Grupo CaixaBank ha logrado en 2017 el mejor resultado anual de su historia, al obtener un beneficio neto de 1.684 millones de euros, casi un 61% más que en 2016, tras la integración del banco portugués BPI y pese a las turbulencias del último trimestre por la crisis política catalana.
La entidad, que ha presentado sus cuentas anuales en Valencia, a donde trasladó en octubre su sede social, ha cerrado un año "muy positivo" en el que ha mejorado los ingresos derivados de su negocio principal, a pesar de un contexto de tipos bajos, de fuerte competencia y de tener que hacer frente a "circunstancias complejas".
El presidente de la entidad, Jordi Gual, ha destacado en rueda de prensa que la entidad ha continuado ganando cuotas de mercado y ha conseguido un resultado récord, a la vez que su acción ha tenido "un excelente comportamiento", al revalorizarse cerca de un 25% en el último año.
Ha remarcado, en este sentido, que la contribución de BPI a las cuentas de la entidad ha sido limitada, de 176 millones de euros, por lo que este crecimiento se ha debido, principalmente, al mejor resultado de CaixaBank en España, que ha alcanzado los 1.508 millones, un 44,1% más que el año anterior.
El grupo, que suma 13,8 millones de clientes, ha aumentado en 2017 el crédito al consumo (+ 15 %) y a las empresas (+ 16 %) y ha reducido en seis décimas su ratio de morosidad, hasta el 6 %. Los recursos de clientes de CaixaBank -sin BPI- también han aumentado en el conjunto del año, concretamente en 10.600 millones, hasta situarse en los 314.495 millones, pese a que en el último trimestre, y especialmente en el mes de octubre, tras la declaración fallida de independencia, la entidad sufrió una fuga de depósitos que ha cuantificado en 700 millones, el 0,2% del total.
El consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, ha calificado de "absolutamente inmaterial" la caída de los depósitos del cuarto trimestre en comparación con el crecimiento experimentado en el conjunto del año.