El consumo global de carbón va a seguir creciendo, aseguran los expertos, hasta el punto de que en cinco años puede alcanzar al crudo. De no cambiar la visión a medio plazo de los países, el carbón se incrementará en 1.200 millones de toneladas, el equivalente a lo que ahora gastan en doce meses Estados Unidos y Rusia juntos.
El nuevo consumo provocará un fuerte aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero y lo que ello conlleva. Se acelerará el riesgo de cambio climático, porque el carbón genera más dióxido de carbono que otros carburantes, en términos relativos. Además, para conseguir la energía de una tonelada, hay que quemar más de 1.000 kilos.
La gran responsable de este cambio será China. El gigante asiático, en plena expansión, se confirma como el principal productor y consumidor. El país podría alcanzar en dos años la mitad del consumo mundial. Desde 2011, además, es también en el primer importador con 204 millones de toneladas compradas fuera. Tras China se encuentra la India, otro país emergente que pasará a ser el segundo cliente de carbón del planeta.
La materia prima es mucho más barata que el petróleo. El hasta hace unos años gran consumidor, Estados Unidos, será la excepción ya que bajará el consumo casi 100 toneladas, debido a la fuerza del gas. En Europa, la demanda se cubrirá esencialmente con gas y energías renovables.