Crisis de vivienda
El catedrático Santiago Carbó: "La crisis de la vivienda estrangulará el crecimiento económico de España"
La posibilidad de emanciparse es cada vez más remota para los jóvenes españoles. La tasa de emancipación juvenil está en mínimos históricos, rondando el 15%, y el 75% de los jóvenes trabajadores sigue viviendo con sus padres.
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La crisis de la vivienda en España no solo afecta a quienes buscan un hogar, sino que también supone un obstáculo para el crecimiento económico. La falta de oferta, combinada con una demanda creciente, está provocando que el acceso a la vivienda sea cada vez más complicado, especialmente para los jóvenes y las clases trabajadoras. Según el Banco de España, harían falta al menos 600.000 nuevas viviendas entre 2022 y 2025 para cubrir la demanda existente, pero la construcción avanza a un ritmo muy inferior.
Esta escasez de vivienda impacta directamente en el bolsillo de los ciudadanos. Comprar una casa se ha convertido en un lujo inalcanzable para muchos: el 60% de los hogares no tiene capacidad de ahorro suficiente para adquirir una propiedad en su lugar de residencia y el 40% restante debería destinar más del 35% de sus ingresos para costear una hipoteca, superando así el umbral recomendado para una economía saneada. En algunos territorios, como Baleares, ya se requieren más de 14 años de salario íntegro para adquirir una vivienda.
El alquiler tampoco es una opción
El alquiler tampoco es una opción viable para muchos. En 2024, los precios subieron de media un 9%, pero en Madrid el incremento fue del 16%. Actualmente, alquilar un piso de 80 metros cuadrados supone un desembolso cercano a los 1.000 euros mensuales y la tendencia sigue al alza. Según María Matos, de Fotocasa, "el precio del alquiler volverá a marcar un nuevo máximo, por encima de los 13 euros el metro cuadrado y con una subida media anual del 10%".
Los jóvenes, los más perjudicados
La posibilidad de emanciparse es cada vez más remota para los jóvenes españoles. La tasa de emancipación juvenil está en mínimos históricos, rondando el 15%, y el 75% de los jóvenes trabajadores sigue viviendo con sus padres. La compra de vivienda tampoco es una alternativa realista: la tasa de propiedad entre los menores de 35 años ha caído del 70% en 2011 al 31,8% actual, según datos del Banco de España.
Este fenómeno no solo afecta a nivel individual, sino que también tiene implicaciones a largo plazo para la economía. La vivienda en propiedad ha sido históricamente una garantía de estabilidad financiera para las generaciones mayores, especialmente en la jubilación. Sin embargo, si la tendencia se mantiene, las futuras generaciones podrían enfrentarse a una mayor vulnerabilidad económica en la vejez.
El catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia y director de estudios financieros, Santiago Carbó, advierte que la falta de vivienda puede frenar la llegada de inversión y talento: "Si no hay vivienda, la gente no puede venir", alerta. El experto señala que la escasez de oferta está afectando directamente la capacidad de atraer capital humano, especialmente de países hispanoamericanos.
Para entender cómo se ha llegado a esta situación, Carbó explica que el problema radica en la falta de construcción de vivienda tras el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008. "Llevamos años sin aumentar la oferta de vivienda ni en compra ni en alquiler. Desde la crisis de 2008 hasta 2012 prácticamente no se construyó, y lo que se terminó después estaba en zonas donde no hacía falta", sostiene el economista.
A esta falta de construcción se suma la retirada de viviendas del mercado de alquiler debido a la incertidumbre legislativa. "Cada vez que se han aplicado nuevas normativas, como la Ley de Vivienda, muchos propietarios han optado por retirar sus pisos del mercado, reduciendo aún más la oferta y encareciendo los precios", explica Carbó.
¿Qué solución puede haber?
La solución, según los expertos, pasa por una política de vivienda ambiciosa y sostenida en el tiempo. "Es imprescindible impulsar medidas que ofrezcan garantías a los promotores para que construyan más viviendas y a los propietarios para que las pongan en alquiler", afirma Carbó.
Sin embargo, el problema no se resolverá a corto plazo. "Aunque mañana mismo se empezaran a construir miles de viviendas, haría falta al menos un año y medio para que se finalizaran y pudieran salir al mercado", explica el experto. Además, señala un obstáculo adicional: "Hace 20 años había mano de obra para la construcción, pero ahora muchos de esos trabajadores se han ido. Habrá que buscar nuevos profesionales para edificar las decenas de miles de viviendas que necesitamos cada año".
Es necesario un pacto de estado
Ante la magnitud del problema, Carbó subraya la urgencia de un acuerdo entre las distintas administraciones. "El Gobierno central es de un signo político y la mayoría de las comunidades autónomas de otro, pero deben entender que esto es un problema que afecta a todos los ciudadanos", defiende. "Es imprescindible un Pacto de Estado para garantizar el acceso a la vivienda, especialmente para los jóvenes, que ven truncadas sus expectativas de independencia y desarrollo personal".
La situación, advierte, no se resolverá sin una estrategia conjunta que implique a todas las administraciones. "Si no se toman medidas urgentes, la crisis de la vivienda estrangulará el crecimiento económico de España más pronto que tarde", sentencia.
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