Ni perder los nervios ni darse por vencido. Si nuestro vuelo no despega lo mejor es saber cómo actuar. A partir de las dos horas de retraso el pasajero puede acogerse al derecho de asistencia. La compañía aérea debe facilitar comida y bebida, dos llamadas de teléfono o correo electrónico, y si la salida se pospone para el día siguiente, también alojamiento en un hotel.
Si pasadas tres horas seguimos esperando, ya podemos reclamar una indemnización.
En el caso de vuelos cortos, es de 250 euros; para vuelos intermedios la cifra aumenta a 400 euros y para trayectos de largo recorrido la indemnización seria de 600 euros.
Si el retraso supera las cinco horas, se equipara a una cancelación. Ademas de indemnizarnos la compañía debe devolver el dinero del billete o darnos un transporte alternativo. Y podríamos reclamar hasta 5.000 euros en daños y perjuicios si nos ha generado gastos irrecuperables, pero eso hay que justificarlo documentalmente.
El pasajero tiene como máximo siete días para solicitar estas compensaciones y las asociaciones de consumidores creen que las aerolíneas deberían abonarlas automáticamente.
Cabe la posibilidad de que el afectado sea nuestro equipaje. Entonces, podemos reclamar si nuestra maleta se ha retrasado, se ha perdido o aparece rota y pedir hasta 1.200 euros.
