"El desafío en el segmento juvenil es por sí solo impactante. Más de 620 millones de jóvenes no trabajan ni estudian. Solo para mantener las tasas laborales estables, la cantidad de empleos a nivel mundial tendría que aumentar en unos 600 millones durante los próximos 15 años", explica el director del informe, Martin Rama.
El Banco Mundial señala que la crisis económica global y otros eventos recientes han puesto el tema del empleo en el centro del diálogo sobre el desarrollo, y destaca que, aunque hay más de 3.000 millones de personas con empleos, casi la mitad corresponden a labores agrícolas, pequeñas empresas familiares o puestos de jornaleros estacionales, "con muy pocas redes de protección, o en ocasiones sin ellas, y con bajos salarios".
Así, añade que en los países en desarrollo, donde predomina el trabajo agrícola y por cuenta propia, las tasas de desempleo suelen ser bajas, pero la mayoría de los pobres trabaja largas jornadas y sus ingresos "igual no alcanzan para llegar a fin de mes". "Además, la violación de los derechos básicos es bastante común", apostilla.
El Banco Mundial defiende que los empleos son "la piedra angular del desarrollo" y sus beneficios van mucho más allá de los simples ingresos. "Son fundamentales para reducir la pobreza, hacer que las ciudades funcionen y proporcionar a los jóvenes opciones de participación social", remarca.
El informe revela que la pobreza disminuye a medida que las personas encuentran trabajos que les ayudan a superar las dificultades y que las mujeres trabajadoras invierten más en sus hijos.
Además, subraya que la eficiencia aumenta a medida que los trabajadores mejoran sus habilidades, aparecen más trabajos productivos y desaparecen los menos provechosos, así como que las sociedades florecen cuando los empleos promueven la diversidad y proporcionan alternativas a los conflictos.