Las comunicaciones por falta de pago en los alquileres se han incrementado casi un 70% desde mediados de septiembre, coincidiendo con la vuelta del verano, debido a la inestabilidad laboral y económica provocada por la evolución del coronavirus, que está elevando el número de incidencias por impago.
Con este aumento, las incidencias por impago de alquiler se alejan de los valores alcanzados en la tercera semana de septiembre, cuando este indicador mostró su dato más bajo desde que estallase la pandemia de la COVID-19, según la última actualización del Fichero de Inquilinos Morosos (FIM). Tras la finalización del primer estado de alarma, las incidencias se estabilizaron hasta llegar a mostrar cifras muy similares a las semanas previas al confinamiento. Sin embargo, con el incremento de los contagios en otoño y la aplicación de nuevas medidas restrictivas por el coronavirus, las comunicaciones por falta de pago se han vuelto a disparar.
"Tanto en marzo como ahora los inquilinos se encuentran con serios problemas para pagar las rentas del alquiler", según ha reconocido el director de Estudios y Calidad de Fichero de Inquilinos Morosos, Sergio Cardona.
Según sus cálculos, desde que comenzó el segundo estado de alarma de media uno de cada 20 contratos de alquiler monitorizados a través de la herramienta de FIM Control ha reportado una incidencia de impago y ante esta tesitura los arrendadores están siendo más precavidos.
En este sentido, desde el fichero señalan que es importante que los arrendadores sean conscientes de que muchos de los retrasos en el pago de las rentas derivan en casos de morosidad y que cada vez se observa un mayor interés de los propietarios de la vivienda por saber la probabilidad que tienen de que su inquilino deje de pagar. Así, desde que finalizó el confinamiento general de la población en el mes de mayo, se han incrementado un 24% las solicitudes de informes de riesgo.