Morirse en España no es especialmente barato. Aunque el precio depende en muchas ocasiones de la Comunidad Autónoma en la que se muere uno, en ocasiones el precio tiene a dispararse.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) explica que "lo malo es que es difícil tener de antemano información que ayude a elegir, ya que es un sector poco transparente y con poca competencia".
Los costes del velatorio, el ataúd, el sepelio o la incineración, además de flores, coche, esquelas, entre otros productos o servicios pueden hacer que el precio se dispare y ronde los 3.000 euros.
El tanatorio es uno de los gastos más habituales. Alquilar un tanatorio por 24 horas cuesta algo más de 500 euros. El féretro es uno de los mayores gastos. Un modelo común cuesta entre 600 y 2.600 euros.
El alquiler de un nicho varia mucho: entre menos de 100 y hasta 1.500 euros por cinco años. Aunque la incineración es más barata los precios de este servicio también varían mucho según la ciudad. La media está en 657 euros.