El conflicto ha ocupado buena parte de la intervención del ministro en un desayuno informativo de Executive Fórum, en el que ha reiterado que "la independencia de Cataluña no va a tener lugar" porque el Gobierno "no va a dejar que la sociedad catalana se quede fuera de Europa". También ha insistido en que, pese al "muy muy muy profundo" impacto que la eventual secesión tendría en la economía catalana, los efectos del proceso no son perceptibles, ya que los inversores no creen que la independencia vaya a producirse.
De hecho, ha confiado en que las agencias de calificación crediticia mejoren la nota de España en los próximos meses, ya que, a su juicio, ese es el debate y no una posible bajada. El ministro ha considerado que el crecimiento del segundo semestre será "muy parecido" al del primero, por lo que el Gobierno actualizará el cuadro macroeconómico este viernes, cuando se aprueba el proyecto presupuestario de 2018.
El Ejecutivo revisará al alza la previsión de crecimiento económico para este año, que actualmente está en el 3 %, al tiempo que mejorará las perspectivas de ocupación y paro. Asimismo, se ha mostrado "convencido" de que los Presupuestos de 2018 y las "reformas que quedan pendientes" saldrán adelante aunque el Gobierno no cuenta con una mayoría parlamentaria.
En cuanto a Cataluña, ha afirmado que "el Gobierno de España no va a dejar que por una ensoñación irreal (...) tengamos un problema para el conjunto de la sociedad española". La eventual independencia -que, ha insistido, no tendrá lugar- dañaría gravemente la economía catalana, ya que implicaría la imposición de aranceles y la pérdida de acuerdos comerciales, "los bancos con sede en Cataluña se tendrían que ir fuera" y la creación de una nueva moneda iniciaría una tendencia inflacionista.
Frente esto, el Gobierno responderá con "prudencia, moderación y proporcionalidad", algo a lo que ayuda el "carácter" del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, al que ha calificado de "persona fría".