Vivienda
¿Derecho a la intimidad o al libre mercado?
Apenas cinco metros separan una vivienda particular de la terraza de un bar en el centro de Sevilla.
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Rocío lleva casi un mes sin poder hacer una vida normal. Ella junto a su marido y sus dos hijos menores, un joven de quince y una niña de diez, viven en el número once del pasaje de Vila en el céntrico barrio sevillano de Santa Cruz. Pero a principios de mes la vida de esta familia cambió por completo, el restaurante el Pasaje, que tienen apenas a unos metros de su vivienda, inauguró una terraza en la tercera planta. Desde entonces "parece que vivimos en un reality show", nos cuenta Rocío.
Esta sevillana lleva toda la vida residiendo en el mismo barrio, conoce a uno de los propietarios del bar desde hace bastante tiempo e incluso ha estado cenando en el local en numerosas ocasiones. "Nunca imaginé que fuesen a incumplir su palabra, siempre nos decían que jamás convertirían la última planta en local de ocio", según Rocío. Harta de acudir al consistorio sevillano para proceder con las pertinentes quejas, nos cuenta que no le han dejado otra salida, y ha optado por colgar pancartas en sus balcones para hacer visible su indignación. En ellas se pueden leer mensajes como "Tu codicia no nos deja dormir" o "Si me ves violas mi intimidad". "¿Cómo os sentiríais si al abrir las ventanas de vuestra casa tuvieseis enfrente a numerosos turistas cenando? Los clientes me ven dormir, hacer la vida como cualquier otra familia normal", insiste Rocío.
Pero esta queja no deja indiferente a nadie, mientras estamos realizando esta entrevista son muchos las personas que se detienen a leer los carteles sin entender bien el significado. Una turista que procede de Venezuela se nos acerca para preguntarnos, y al contarle la problemática asegura que "entiende la incomodidad de la vecina porque no es cómodo sentirse observado, aunque deberían llegar a un acuerdo porque los carteles afean toda la zona".
Una queja que no es solo de esta vecina es algo genérico de gran parte del centro histórico de la capital andaluza como nos cuenta Claudia, ella reside en la céntrica calle Mateos Gago, "llevamos años sufriendo el continuo incumplimiento de las normas por parte de la hostelería y la restauración de esta zona. No nos sentimos protegidos por las instituciones públicas". Los residentes exigen a las administraciones, fundamentalmente al Consistorio, que vele para que se cumplan las normas que permitan una correcta convivencia en una de las zonas con más presión turística de España.
Hemos intentado hablar con los propietarios del bar, no han querido hablar a cámara, pero nos reconocen que tienen todo en manos de sus abogados, porque según los dueños del local, la vecina emite ruidos desde su casa para incomodar a los clientes. Ellos solo esperan que todo se solucione de una manera pacífica.
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